Ya se peleaban en el vientre materno, por lo que su madre Rebeca, fue a preguntar a Yahvéh como quien pregunta a una vecina; en el Antiguo Testamento la gente hablaba con Yahvéh con mucha facilidad: ¿y tú, a qué crees que se debe este jaleo que hay ahí dentro?, y Yahvéh le dijo que había dos pueblos en su vientre y que lucharían entre sí, que el mayor serviría al pequeño. Ni más ni menos.
Desde que nacieron, Yahvéh y Rebeca preferían a Jacob, Esaú sólo le gustaba a su padre Isaac. Sí, ese Isaac al que por poco mata su padre Abraham por obedecer a Yahvéh. Cuenta la historia que Esaú era cazador y Jacob era un hombre muy de la tienda, o sea, todo el rato junto a las faldas de su mamá y dejándose querer.
Un día Esaú volvía de andar corriendo como un gamo detrás de la caza, muerto de hambre el muchacho y Jacob había hecho un guiso de lentejas, así que le pidió que le diera de comer. El hermano, ni corto ni perezoso dijo que le daba las lentejas a cambio de los derechos de primogenitura y una de dos: o Jacob tenía lo menos siete estrellas Michelín, o Esaú manejaba un hambre de mil demonios, porque pasó por el aro. Para que te fíes...
Más tarde, Jacob dirigido por su madre Rebeca, volvió a engañar a Esaú, a Isaac y al lucero del alba, consiguiendo que Isaac lo bendijera pensando que era su hijo mayor que, a estas alturas de la película y hartito de tantas faenas, juró que mataría a Jacob. Entonces, Rebeca mandó a Jacob a las tierras de su hermano Labán, tío de los gemelos por parte de madre. Se casó allí primero con su prima Lía, porque Labán a su vez lo engaño a él, de donde se demuestra que lo de los engaños era cosa de familia, y luego con su prima Raquel.
De ahí salieron doce hijos, que fueron las doce tribus de Israel. El penúltimo, José, terminó en Egipto después de que sus hermanos lo tiraran a un pozo, esto de intentar matarse unos a otros ya era como una tradición familiar, y allí acabaron viviendo como esclavos, hasta que llegó Charlton Heston en Los Diez Mandamientos y los sacó después de freír a los egipcios con las siete plagas. ¿Es o no es un relío de familia?
Pero esa es otra historia que os contaré otro día si acaso, porque ahora me voy corriendo, que se me pegan las lentejas.
Ingredientes.
300 grs de lentejas.
1 cabeza de ajos asada.
1 tomate entero.
1 ó 2 pimientos.
1 cebolla entera, pelada y con un clavo de olor pinchado.
2 zanahorias peladas.
1 hoja de laurel.
Aceite de oliva.
Agua.
Sal.
Elaboración.
No hace falta remojar las lentejas de víspera, basta con lavarlas en un colador con agua fría.
Ponerlas en la olla con agua fría.
Asar la cabeza de ajos, lavar y añadir a las lentejas, junto con las verduras, la hoja de laurel y un chorrito de aceite de oliva.
Llevar a fuego medio y cocer hasta que estén tiernas.
Triturar las verduras y añadir al guiso de las lentejas.
Salar y servir calientes.
jejejejejeje lo que me he reido y aqui no puedo ainsssssss pero que rebien cuentas la historia sagrada.... es la asignatura que sacaba dieces juassssss me encanta :-) buenisimas las lentejas y viudas porque? yo vida llamo a la tortilla a la francesa ;) besazosssssss
ResponderEliminarNayca, se llaman viudas porque no están acompañadas de chorizo, morcilla ni ná de ná, digo yo.
ResponderEliminarNo me digas que la historia sagrada no es un culebrón como un piano, yo sacaba buenas notas en redacción, que me inventaba unas historias que pa qué!!
Besitos, guapa.
Maricruz si las lentejas te han salido tan buenas como el relato me voy vivir contigo, ¡¡¡¡si me dejas¡¡¡¡ , me encanta como cuentas la historia , me encanta comer bien , eres un chollo¡¡¡ besitos
ResponderEliminarJajajaja!! Gracias Niny. Vente a vivir conmigo, que para gente encantadora, siempre tengo sitio!!
ResponderEliminarBesitos, guapa.
Que me quedo de seguidora tuya.
ResponderEliminarQue me ha gustado tu cocina.
Un besazo
http://mirinconenlacocina-orquidea59.blogspot.com
Orquídea, encantada de tenerte aquí, guapa. Gracias :)
ResponderEliminarPeazo de historia.
ResponderEliminarPeazo de guisote, GUISADORA.