lunes, 26 de diciembre de 2011

Christmas Pudding, las tradiciones navideñas y la procastinación.


Las familias felices no tienen historia, así empieza Tosltoi su Ana Karenina y yo siempre he pensado ah, pero tienen tradiciones. Desde que éramos pequeños, mi padre nos daba el aguinaldo en la Nochebuena, teníamos que cantarle un villancico nuevo cada año. Así que aprovechábamos y aparte de felicitar las fiestas y todo eso, hacíamos alusión a las cosas que habían pasado durante el año, y asuntos similares. Nos perdonaba la música, podíamos usar la de cualquier villancico pero la letra tenía que ser original y yo pienso que lo era. Nada más empezar el mes de Diciembre, estábamos las chicas incluso ya casadas y con nuestra propia familia, diciendo a ver cuándo nos reunimos para el villancico de este año, con mucho entusiasmo. Hubo años en los que el villancico lo hicimos el mismo día 24 por la mañana, eso es procastinar a base de bien, nos hicimos expertas.
Alrededor de las siete de la tarde, nos reuníamos todos en la casa familiar, un batallón de ocho hermanos todos casados, con los niños que cuando eran pequeños los vestíamos de pastores, las panderetas, sonajas, zambombas y toda la marimorena.
Nos íbamos a ensayar al cuarto de la plancha que estaba al fondo del todo, mientras los abuelos se tomaban unos aperitivos en el salón. Cada uno tenía una copia de la letra, decíamos la música de qué villancico habíamos usado ese año y ahí empezaban los problemas ¿Y ese, qué villancico es? Hijo, por Dios, ese de "camina la Virgen pura"... Ah, pues ese no me lo sé, ya podíais haber elegido otro. Tú mueve la boca como si cantaras, que no hay tiempo para que te lo aprendas. Y cosas así, que se nos iba el tiempo en tonterías y los abuelos esperando.
Una de nosotras cantaba el villancico para que vieran cómo sonaba y ahí era cuando los peques aprovechaban para aporrear todos los instrumentos a su aire, una escandalera tremenda, pero lo ensayábamos con mucho ahínco, gritábamos los mayores para oirnos, berreaban más todavía los peques y terminábamos con un aturdimiento grandísimo. Shh, shh, que nos van a oir...  Es que si nos oían, saldrían pitando por la puerta y nos quedábamos sin aguinaldo, seguro.
Al final, íbamos al salón y allí estaban papá y mamá tan contentos. Nos colocábamos todos, les dábamos una copia de la letra y aunque alguien se encargaba de dar la entrada, cada uno entraba cuando le daba la gana, los demás procurábamos llevar el compás, los peques blandían los instrumentos con saña y terminaban roncos de gritar. Todo muy entrañable, que un año lo grabamos y cuando lo escuchamos era como la banda sonora de una peli de romanos en plena batalla, con aullidos de lobo y todo ¡qué subidón!
Mi padre, que era muy bien hecho para todo, nos daba el aguinaldo en razón del número de años que tenía cada uno, y nos llamaba uno a uno empezando por el más pequeño de ese año. A ver, este niño ¿qué edad tiene? Como casi siempre había un bebé por allí, la madre lo llevaba en brazos y decía catorce meses, por ejemplo, y mi padre le daba un sobre que ya tenía preparado con su aguinaldo y decía Feliz Navidad, hijo, y le daba un besito y la madre, en el caso de los bebés, decía Feliz Navidad, abuelo. Así con todos que éramos muchísimos.
Los más mayorcitos ya iban solos y cuando le preguntaba la edad, más de una vez se oía la voz del padre o la madre ¡18, tiene 18 años! y a lo mejor, el sujeto en cuestión tenía 6 ó 7. Esa noche todos queríamos tener más edad... Nuestra madre era la última en recibir el aguinaldo y nunca nos enseñaba lo que había en su sobre, mi padre siempre decía que vuestra madre tiene más de mil años, y ella se reía picarona.


Pues yo, sin pretenderlo, he inaugurado otra tradición en mi familia, que es el Christmas Pudding, Pudín de Navidad o Budín de Navidad. Ya no hay aguinaldo, ahora tenemos el amigo invisible y el Christmas Puding todos los años en casa de mi hermano Manolo el día 25. Y sigo procastinando, porque este pudding se puede hacer con 2 ó 3 meses de antelación y todos los años me pilla el toro. Si es que no tengo arreglo... 
 Allí nos reunimos para tomar el consomé, la ensalada de salmón, el pavo trufado y el cochinillo al horno que hace Marisa, su mujer, que es una excelente guisadora. Siempre hay alguien que me pregunta ¿Has traído el Pudding? Claro que llevo el Pudding, ya es una tradición. Lo sirvo con crema inglesa, que hace años la poníamos en una jarra que era una vaquita blanca y salía la crema por la boca, y a mi sobrina Isa le daba muchísimo asco. Se rompió accidentalmente hace dos o tres Navidades.

Ingredientes.
250 gr de uvas.
250 gr de frutas del bosque.
250 gr de mantequilla.
250 gr de pasas.
60 gr de fruta confitada.
60 gr de almendras picadas.
ralladura de naranja y limón.
4 huevos batidos.
1 taza de harina.
2 tazas de azúcar moreno.
2 tazas de pan rallado.
1 taza de ron dorado.
1/2 cucharadita de sal.
1/2 cucharadita de bicarbonato.
Nuez moscada rallada.

Elaboración.
Pelar y despepitar las uvas, ponerlas a macerar con las frutas del bosque y las pasas. Regar con el ron y dejar toda la noche en el frigo.
Al día siguiente, batir la mantequilla con el azúcar, luego los huevos batidos, la fruta macerada, la confitada, las almendras, la harina, la nuez moscada, la sal, el bicarbonato y el pan rallado.
Enmantecar el molde y colocar en el fondo un papel y enmantecarlo también.
Tapar bien y entrar al horno a 200º al baño maría, 4 horas. Sí cuatro horas, añadiendo agua al baño maría de vez en cuando.
Desmoldar frío y servir acompañado de crema inglesa.









martes, 20 de diciembre de 2011

Sopas de ajo y la carrera urbana por La Trinidad para ir a Radio Biznaga


Quien no tiene cabeza, tiene que tener pies, eso dicen.
 Paco Malavé, o sea, Malaca Olé me invitó amablemente para ir a una tertulia en su programa de Radio Biznaga FM para hablar de cocina malagueña. Y yo, que me apunto a un bombardeo y me meto hasta en los charcos, mi Manuel dixit, organicé mi consulta para tener la tarde del jueves libre, no todo va a ser trabajar a todas horas digo yo.
Avisé a Carmen Rosa de http://micocinacarmenrosa.blogspot.com/, que a malagueña salerosa no le gana nadie y quedamos en vernos allí. También estaría Mariano, del restaurante Mariano que ahora se llama La Fragua de Mariano y está en la Avenida del doctor Gálvez Ginachero, 16. Su cocina es de las que a mí me gustan, bien elaborada y con productos de calidad, teneis que probar sus guisos de chivo malagueño.
La cita era a las cinco de la tarde, vaya hora más torera, y habíamos quedado con Carmen Rosa en la puerta de la emisora en C/ Trinidad. A las cinco menos veinte estábamos allí Manuel y yo que habíamos cogido un taxi porque en el centro no hay quien aparque. ¿Dónde estás Maricruz?. dijo Carmen Rosa por el móvil. Pues aquí ¿y tú? Yo estoy en La Calzada de la Trinidad, como me dijiste.
La culpa es de Google Maps que no sale calle Trinidad en Málaga, será posible, y cuando me lo comentó el día anterior yo le dije que entonces sería en La Calzada de la Trinidad... Ya estábamos las dos hechas un lío, y Manuel tenía esa mirada de ya-me-imaginaba-yo-algo-así.
No te muevas, que vamos para allá, dije yo en un arranque de los míos. Y allí que empezamos a andar estilo cabra de la Legión porque teníamos el tiempo justito. Atacamos la calle, que es larga y parece que no, pero cuesta arriba, que al ratito echas de menos las botas de campo y el palo ese para ir por los montes. Carmen Rosa llamó otra vez confirmado, Maricruz, aquí NO es. Estábamos ya a la altura de la Casa Hermandad de El Cautivo, muy bonita. ¿A que va a ser ahí abajo, donde estábamos al principio? Pues nada, media vuelta y a rodar cuesta abajo. A Manuel se le puso cara de yo-no-digo-nada-que-va-a-ser-peor y yo me consolé pensando que en las minas están peor. Por el camino perdí un fulard que llevaba y no he vuelto a ver, que me gustaba mucho y los vecinos nos vieron desfilar a paso ligero con mucho interés aunque ni aplaudieron ni nada, debe ser porque nos faltaba la banda de música.
Total, que llegamos como centellas dos minutos antes de las cinco ¡qué calor más grande! Manuel dijo que se iba a dar una vuelta por el barrio, mientras buscaba un kleenex en el bolsillo, no sé si para el sudor o las lágrimas de desesperación, no estoy segura yo. Nosotras subimos procurando mantener la compostura que no era plan de aparecer acaloradas como si nos persiguieran mil demonios.
Si hubiera tenido la precaución de llevar el nº de teléfono de Malaca Olé, nos habríamos ahorrado la carrera urbana por La Trinidad, si es que quien no tiene cabeza...

Y aquí estamos Paco, Mariano y yo embutida entre los dos y que salgo fatal, que en persona soy mucho más mona.


La emisión duró dos horas, estuvimos muy a gusto y hablamos de la cocina malagueña, que a eso habíamos ido. Uno de los temas que salió fue la cocina de subsistencia: las migas, los gazpachos, el gazpachuelo y las sopas de ajo. Entonces caí en la cuenta de que hace mucho tiempo que no hago sopas de ajo, de modo que como ya hace fresquito, las hice el otro día y la subo por si a alguien le apetece un plato calentito, fácil y muy socorrido que todo hay que decirlo.

Ingredientes. No pongo cantidades, es a gusto del guisador.
Pan del día anterior, cortado en rebanadas muy finas.
1/2 cabeza de ajos cortados en láminas gruesas.
Un huevo por comensal.
Pimentón dulce.
Aceite de oliva.
Agua.
Sal.

Elaboración.
Freír los ajos sin que se tuesten, que entonces saben mal. Reservar.


En el mismo aceite, freír el pan hasta que esté tostadito. Salar.



Añadir el pimentón fuera del fuego, para que no se queme.


Remover bien para que se reparta.


Y añadir agua fría.

Volver a poner los ajos fritos.

Cocer 15 ó 20 minutos, a mí no me gusta que hierva, pero cada cocina es un mundo. Añadir entonces los huevos uno a uno.


Y remover para "romperlos". Hay quien los deja escalfar en la sopa ya servida, pero a mí me gusta así.

Y servir bien caliente, yo las prefiero espesitas.

Las sopas de ajo, como las migas, admiten casi de todo: jamón serrano picadito, chorizo... en fin, lo que se os ocurra.


lunes, 12 de diciembre de 2011

Berenice de Arte Restaura, las manualidades y las telitas

Berenice es restauradora de arte, no de cocina que desde que los cocineros se llaman restauradores hay que andar dando explicaciones.
Tiene unas manos divinas y un sentido artístico increíble. Si le sumamos lo trabajadora que es y el ánimo que le pone a su trabajo, ya os podéis hacer una idea de cómo hace las cosas. Y sí, es amiga mía y la quiero un montón, por eso no soy objetiva.
Si entrais en su web http://arterestaura.vpweb.es/ veréis los cursos tan interesantes y las cosas tan novedosas que hace.
El cuadro que sale en la foto de la página de inicio de su web es un icono que yo tengo, que se había deteriorado y lo dejó como nuevo.
Tiene una tienda en Sevilla que es una gozada:

Los tocados que se ven al fondo, sobre la vitrina, son parte de los que enseña a hacer en uno de sus muchos cursillos.


También manualidades, con toda clase de materiales.
Aquí, pendientes, colgantes y anillos con una pasta que puede parecer pasta fimo pero que no lo es. Es un material muy ligero que no pesa casi nada y no rígido, me gusta más que la pasta fimo. Y aunque me maten, no sé decir cómo se llama, lo siento.
Estos son de otro material, también una monería.
Mirad qué alfileres y broches, son de antojo ¿verdad?


¡Esta cocinita me tiene loca! Está hecha totalmente a mano, de madera y los azulejos y la hornilla son de porcelana que lo ha hecho todo Bere, que ya digo que es una artista.


Esta es otra vista de la tienda, la cantidad de marcos que tiene. Y las muñecas Tilda, que también las sabe hacer.


Y el diseño de esta camiseta también es suyo, con éste ganó un concurso este verano.

Este es el rincón donde tienen todas las telas para hacer patchork, que está tan de moda desde hace unos años.
Yo, que para esto de la costura no estoy especialmente dotada, las máquinas de coser me ponen nerviosísima, me maravillo de la paciencia que tienen las personas que hacen patchwork, que a todo esto, como es un neologismo resulta complicadísimo de escribir, uno nunca sabe dónde demonios va la t si antes o después de la ch ¿a que si?
Me contaba Berenice que su socio le dijo que le deletreara bien la palabra porque a él le sonaba a Passport y los que entraran en la web no iban a enterarse muy bien de qué iban los cursos, si de costura o de cata de wisky.
El que ha resuelto bien la cuestión es Beni, el marido de Berenice que le llama las telitas. De modo que si le preguntas que dónde está Bere, él te dice pues ahí está, con las telitas... Yo voto porque a partir de ahora se llame las telitas, que suena más a nuestras cosas.

Mirad qué colgantes, no pesan y ¡no engordan!


Más cosas de repostería.

Yo tengo unos pendientes que son dos trocitos de tarta, como soy guisadora, pues eso es lo mío, dije nada más verlos.


Tienen de todo y todo me gusta...


Pues ya sabéis los de Sevilla, llegaos por allí que son encantadores.
Están en c/ Marqués del Nervión, nº 106, local, 41005, Sevilla (Sevilla)
Que me dice Bere que el sábado 21 de enero de 2012, tienen un taller de muñecas Tilda, que se llevan una muñeca Tilda terminada y la gatita, el taller se llama Tilda and friends y el precio es de 65 € material incluído. Yo, porque soy muy manazas para esto, que si no me llegaba en un salto en el AVE.
Entrad en su web y os enterais de todo.


viernes, 9 de diciembre de 2011

Risotto al azafrán con trufa y la manita de Cesarea

Había pensado hacer un risotto con setas para la comida del mes que me tocaba a mí, como acompañamiento al ossobuco a la milanesa que era el plat de résistance que como todo el mundo sabe es el plato principal o donde te la juegas.
Pues me fuí al mercado a comprar las setas que hace ya tiempo que en otoño se llenan los mercados de Málaga con setas y están los puestos de fruta y verdura que da gloria verlos, con ese olor tan particular a tierra y todo eso.
Y allí estaba yo tan contenta viendo la cantidad de setas, boletus y demás productos cuando lo ví. Era el puesto donde suelo comprar estas cuestiones, que tenía un cartel con lo siguiente: la manita de Cesarea, justo sobre una caja muy mona de madera y todo, llena de Amanita caesarea con una pinta buenísima, por otra parte. ¿Pero qué pone ahí, por los clavos de Cristo? De repente, de amanita de los césares hemos pasado a ser la manita de una tal cesarea, que eso es lo que pasa cuando oyes campanas y no sabes dónde, que se deforma el texto por contaminación fonética, o sea,  que como suena parecido, pues allá que vamos. ¿Y cómo pido yo eso ahora, que me va a dar la risa? Y claro que me dió la risa, un ataque de los míos en toda regla, que me tuve que ir, sin comprobar siquiera si al lado le habrían puesto a otro grupo la manita de Fátima o algo parecido, vete tú a saber.
Total, que estuve todo el camino de vuelta a casa acordándome de la cantidad de equívocos que he escuchado yo con esto de las semejanzas fonéticas. Empezando con el archiconocido Marinero de Tarpeya del romancero castellano, que es una insensatez graciosísima que ni tiene pies ni cabeza, pero que la gente recitaba así, en vez de Mira Nero de Tarpeya a Roma cómo se ardía, que ya cita Cervantes en el Rinconete, qué hombre más perspicaz D. Miguel, que no se le escapaba una.
En mi consulta he oído casi de todo. Una vez una señora me decía que si mi hijo tuviera los pies en la cabeza... Pues sería un calamar, pensé yo inmediatamente mientras le decía riéndome Ay, mujer qué cosas tiene usted. O uno que me dijo que él era rumiante obsesivo, que ya me lo imaginaba yo todo el día masticando yerbajos sin parar. Otro juraba y perjuraba que él vivía en la astenia desde hacía ya mucho tiempo, aunque estaba hecho un toro y con más ganas de discutir que cualquiera, que digo yo que con decir que ya no consumía drogas, tenía bastante.
Pero lo más gracioso con diferencia, fue el día que Sofía con tres añitos arrancó a cantar Virgenciiiita que estás en el cielo robaaaaando por míiii, qué más da que robara o rogara, me la comí a besos. Y hablando de equívocos religiosos, mi amiga Maricarmen estuvo hasta los doce o trece años recitando Creo en Dios Padre, todo por Alonso, a eso se le llama lealtad de la buena. Y acabo de acordarme de un cartel enorme que estuvo mucho tiempo en un edificio de la plaza del Obispo en Málaga que decía derribo eminente, lo mismo el contratista era premio Nobel.
Así que hice este risotto al azafrán con tuétano y trufa que había visto aquí:
http://www.tvcocina.com/profiles/blogs/risotto-alla-milanese-arroz
y al final fue un risotto con manitas, porque todo el mundo se puso a dar consejos cuando rallé las trufas justo antes de servirlo en la mesa. Ahí están las manitas de todos.

Ingredientes.
2 litros de consomé.
2 tazas de arroz de grano redondo.
2 cucharadas de mantequilla.
2 cucharadas de aceite.
1/2 cebolla picada.
Tuétanos.
1 taza de vino blanco seco.
Azafrán, aquí no vale el colorante.
Pimienta negra recién molida.
3 cucharadas de mantequilla para el final.
Parmesano rallado.

Elaboración.
Tener el consomé caliente, yo usé azafrán molido y lo disolví en el consomé.
Calentar la mantequilla y el aceite y rehogar la cebolla hasta que esté blanda. Añadir entonces el tuétano y la pimienta.
A continuación, el arroz y dar vueltas para que se impregne de la grasa. Incorporar el vino y dejar evaporar.
Ya sólo queda ir echando el consomé poco a poco, removiendo continuamente. Al cabo de 25 minutos aproximadamente, estará listo.
Debe quedar al dente pero cremoso.
Retirar del fuego y mezclar la mantequilla removiendo. Por último, la cantidad de queso que nos guste.
Servir inmediatamente y disponer más queso parmesano rallado en la mesa.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Arroz con pollo y clave de acceso



Fue uno de esos días en los que tienes que cambiar de planes todo el rato, que lo de tener un plan B está muy bien, pero hay veces que hay que ir a por el plan C, el D y así hasta que casi se acaba el abecedario o alfabeto, que se dice de las dos maneras.
Pues había yo previsto hacer un puchero, puse la noche anterior los garbanzos en remojo y cuando abro la barqueta del pollo, los del super me lo habían mandado troceado. Pasamos al plan B. En uno de estos buceos que hacemos todos por el Internet grastronómico,  vi esto: http://cocinandotelo.blogspot.com/2010/10/arroz-con-pollo-pasas-y-nueces-al-ras.html.

De modo que me llevé el portatil a la cocina y me metí en faena tan contenta y en esto llega Manuel, que no puede hacer llamadas desde su móvil, que le piden el código de acceso. Eso cómo va a ser, hombre... Pues sí era. Salía una grabación Bienvenido al servicio de Vodafone, si es usted la persona autorizada para hacer esta llamada, diga autorizada; si no lo es, espere por favor. Y aquí me tienes diciéndole a un robot autorizada, con la vergüenza que me da a mí decir cosas absurdas que no está escuchando nadie en persona, al tiempo que sazonaba el pollo y preparaba los ajos. A continuación, y para comprobar que es usted la persona autorizada, le vamos a hacer unas preguntas. Por favor, teclee su clave de acceso. Y yo, que soy optimista por naturaleza, tecleé la clave de acceso a la página de Mi Vodafone, que me la sé de memoria y todo. La clave que ha tecleado no es la correcta, póngase al habla con la persona autorizada. Vaya, hombre. Ahí fue cuando me quemé al sacar las pasas que había puesto a calentar con agua al micro, mientras sostenía el teléfono entre la oreja y el hombro.

Como también soy pertinaz por naturaleza, lo intenté de nuevo, esta vez no dije la palabra mágica y esperé. Si no es usted la persona autorizada, póngase en contacto con la persona autorizada. O sea, que no sé entonces para qué te ponen a decir autorizada si al final tienes que ponerte en contacto con no sé quién como no te sepas el código. Ahí es cuando casi se me quema el pollo que estaba sofriendo mientras seguía sosteniendo el teléfono con la oreja y el hombro. Ya empezaba a acostumbrarme a verlo todo ladeado.
Pues lo seguí intentando con todos los códigos que tengo y mira que tenemos códigos para todo que, además no debes anotarlos en ningún sitio, no vaya a ser que alguien te los robe. A mí ya me da lo mismo, pienso anotar todos los códigos, claves y nicks porque esto es un jaleo muy grande, no hay quien se aclare con tantas tonterías.
Uhmm... a ver si es el código que desbloquea la tarjeta SIM... Pues no, tampoco era. Y yo, vuelta a hablar con la grabación de si es usted la persona autorizada... ufff, qué pesadez, por favor dije yo mientras soltaba en el agua hirviendo con papel y todo, uno de los cubitos Knorr de carne que utilicé para hacer el caldo (buenísimo que salió, por cierto) que me dí cuenta en seguida y metí la mano para rescatarlo. Ahí fue cuando me quemé la mano entera con el agua, al tiempo que la grabación decía acción incorrecta, CLICK y colgó. Es la primera vez que me cuelga una grabación ¡¡Manuel, Manuel, que me ha colgado la grabación esta!! Ahí fue cuando ya me dió la risa floja y no podía parar de reirme, con el cuello torcido, la mano quemada y el pollo que no salía de su asombro. Manuel tampoco.
Para que veáis lo de la pastilla de caldo concentrado


Al final, tuvimos que ir al día siguiente a la tienda de Vodafone y hablar con un ser humano, que nos dijo que como era un teléfono de empresa, el número asociado al titular que era yo, tenía que estar autorizado. Como les dije que siempre había funcionado bien y que algo habían hecho mal la última vez que cambiamos de móvil,  me dijo que seguro que había sido un fallo del sistema. O sea, que la empleada que nos atendió había metido la pata, que ahora deben llamarlo así.

Pues, contra todo pronóstico el arroz con pollo salió buenísimo y eso que también lo tuneé. No le puse cebolla y calenté el Ras al hanout para que soltara todo el aroma, que me gusta más así. Tampoco le puse vino blanco porque con todo el jaleo, se me olvidó.

Ingredientes.
2 tazas de arroz.
4 tazas de caldo de pollo.
4 ó 5 dientes de ajo, golpeados y sin pelar.
1/2 pollo troceado.
Un puñado de nueces.
Un puñado de pasas moscatel, estas eran sin pepitas.
Azafrán o colorante alimentario.
Aceite.
Sal.

Elaboración.
Salpimentar el pollo, hidratar las pasas en agua. Yo las pongo un minuto o dos en el micro. Escurrirlas.
Hacer el caldo de pollo con cubitos o calentar la cantidad necesaria si tenemos caldo casero.
Rehogar el pollo hasta que esté dorado, junto con los dientes de ajo que se retiran.
Añadir el Ras al hanout y calentarlo bien para que suelte su aroma.
Poner ahora el arroz y moverlo bien para que se impregne de la grasa, a continuación las nueces y las pasas. Sazonar.
Dejar hacer durante 15 ó 20 minutos, hasta que esté cocido y seco, pero al dente.

Nota: la canción que suena en el vídeo del paso a paso la he comprado en iTunes, ya pueden estar contentos la Sra. Sinde y la SGAE, 1 euro para que se compren lo que quieran a mi salud, con mi desprecio infinito.





martes, 22 de noviembre de 2011

La comida de los blogueros ¡Por fin tengo el delantal de Canal Cocina!

Resulta que estaba yo un día revisando mis correos y recibo uno de Almudena Guisado, en nombre de Chello Multicanal, en el que me invitaba a una comida de Canal Cocina con todos los blogueros cocineros de Andalucía. ¿Cómo sabrán que tengo un blog de cocina? Pensé yo. Pues porque lo había puesto en la web de Canal Cocina, me contesté yo que tengo la buena costumbre de hablar conmigo misma cuando viene al caso, pero ya no me acordaba de que lo había puesto...
Organicé mi consulta, avisé a Conchi por si quería acompañarme, porque es de todos sabido que mi Manuel está más a gusto a su aire y no le van mucho las aglomeraciones y contesté que sí, que íbamos.
El día anterior me entró la duda de a qué hora sería el evento y ni corta ni perezosa llamé a Almudena y le dejé un mensaje en su buzón de voz, luego me disculpé por el atrevimiento, diciendo que si era al mediodía o por la noche. Lo arreglé llamando a La Reserva del Pastor, donde me informaron muy amablemente que era a partir de las 14 horas. Almudena mandó un correo a todos diciendo la hora de la comida, eso es gestionar bien el trabajo.

Y allí que nos fuimos Conchi y yo, que íbamos sobradas de tiempo pero nos encontramos en calle Larios a Aurelia, más tarde a Chon que había quedado con Aurelia para comer y... llegamos casi de las últimas a la cita. Disculpadnos.
Claro, que en el pecado llevábamos la penitencia, estaba todo el mundo allí y cuando quisimos entrar, era como que rebotábamos con los asistentes y salíamos hacia atrás¡cuántas personas y qué sonrientes todos! Un ambiente magnífico, de verdad.
Nos fuimos presentando, nos iban diciendo quienes eran y cuáles eran sus blogs y yo conocía muchos blogs. A mí no me conocía nadie, ya lo llevaba asumido, era algo así ¿Y cuál es tu blog? Guisadora Duncan, pero no me conoce nadie, jeje. Y es verdad, llevo en esto de la blogosfera desde marzo de este año, soy una recién nacida. Pero todos amabilísimos, nunca pensé que una reunión de este tipo fuera tan agradable.
Cuando hice esta foto, no sabía quién era quién, ahora ya puedo poner nombres: Ana, Ángeles, Estíbaliz, Reme, Kesito (otra Ángeles) al fondo Almudena...
Tomamos una cervecita y picoteamos chistorra y unas aceitunas que yo diría que eran aloreñas nuevas, buenísimas. El pan no lo probó nadie, que me dí cuenta yo.
Estaba yo loca por conocer a Almudena y es tan cielo como yo pensaba. A su lado había un chico al que pregunté cuál era su blog y resultó que es el jefe de Almudena, Phillippe, un encanto.
Total, que nos sentamos a la mesa, éramos muchos. Phillipe nos dijo unas palabras y fuí a hacer la foto cuando ya se estaba sentando, no estuve yo rápida.

Luego Mandi, de Canal Cocina, una comunicadora excelente.
Esta vez sí estuve yo al tanto y hasta puse el zoom de mi cámara de bolsillo, la grande no la llevé porque pesa mucho.
Y aquí están Maribel y su marido, Estíbaliz y el suyo y Reme que es más graciosa que tó. La camarera, no sé como se llamaba.

De nuevo Estíbaliz y su marido, simpatiquísimos, Ana lo más gracioso del mundo y Rafa con su super cámara de fotos. El camarero, tampoco sé su nombre.


Rafa de nuevo, pasándoselo pipa, Laurita que es un cielo y Ángeles que es divertidísima. Otra camarera.

Y por aquí tenemos a Ángeles, Kesito, Caroline y Daniel su marido. Esta vez no hay camareros.

Y esta es una de esas fotos que no esperabas. Yo queria hacer una foto de los jamones y los quesos, que esto ya no se suele ver en los restaurantes de ahora, es como un detalle retro-folclórico-estilo mesón. Y quien atrapa la atención es Kesito, con una sonrisa encantadora y un perfil perfecto ¡guapa! Esta imagen la guardo yo en Favoritos.
No subo fotos de los platos que degustamos, porque son iguales que las de los demás, que yo me reía con Conchi míra, míra, aparece un plato y todos hacemos fotos mientras seguimos charlando como si tal cosa, es algo ya automático.
Lo pasamos muy bien, la compañìa fue lo mejor, y Conchi me regañó por no tener tarjetas de visita de Guisadora Duncan, lo hizo en inglés, ella y yo hablamos en inglés sobre todo cuando me regaña, así nadie se da cuenta es muy considerada para eso, y lo hace con todo el cariño del mundo. Te prometo Conchi que me haré las Business cards ya sabes que soy un poquito desidiosa.
Mi agradecimiento a Canal Cocina por la convocatoria y a todos los blogueros por lo acogedores que son.
¡Y por fin tengo el delantal de Canal Cocina!, que nos lo regalaron en una bolsa con el logo del huevo frito, que ya cuando frío huevos los veo sobre fondo negro y todo. Y es que he conseguido premios en Canal Cocina: la camiseta, el libro de Sergio Fernández y algo más que no recuerdo, pero cada vez que el premio era el delantal que me tenía enamoradita, iba yo y fallaba. Vaya trabajera me ha costado, ¡¡gracias Canal Cocina!!

jueves, 10 de noviembre de 2011

Ajo colorao, el Día de Todos los Santos y Halloween

Es tradición en mi familia poner siempre el mismo menú el Día de Todos los Santos. Esto ya se hacía así en casa de mis abuelos paternos, luego en casa de mis padres y ahora lo hacemos nosotros, de manera que nos reunimos para comer el lomo de cerdo con patatas gordas, alioli y de postre buñuelos de viento rellenos y huesos de santo. Las patatas gordas, resulta que se llaman patatas puente nuevo que he venido yo a enterarme desde que se ha puesto de moda esto de la cocina y con Internet puedes cotillear por todos sitios. Pues eso, que son patatas cortadas muy gordas, que se fríen. Vamos, las patatas gordas de siempre, que al final es como aquél del chiste que decía: "toda la vida para aprender a decir pinícula y ahora resulta que se dice flim".
Yo, que soy tradicional pero menos, hago medallones de solomillo de cerdo ibérico a la plancha, ya no hago patatas puente nuevo sino que las hago al horno al estilo de Jamie Oliver con tomillo y todo lo demás. El resto, lo sigo haciendo a la manera tradicional de los Parrondo, o sea, lo del alioli, los buñuelos y los huesos.


Tengo que confesar que también procuro poner un entrante diferente todos los años, para dar un poco de variedad al asunto, la rama supertradicional de la familia no me lo va a perdonar nunca, pero es que yo soy así y los tiempos cambian. Cada vez tenemos más confusión con la fiesta de Todos los Santos, que antes se representaba en los teatros Don Juan Tenorio y ahora va toda Málaga disfrazada como si estuviéramos en Carnavales con esto de Halloween, que se celebró justo el día antes.
Íbamos Conchi y yo de camino a un italiano donde habíamos quedado para cenar con Pepe Maldonado cuando vi un grupo de chicas vestidas como híbridos de bruja-conejita de Playboy míra qué monas, una despedida de soltera, ¿no? dije yo entusiasmada qué despedida de soltera Maricruz, que van disfrazadas porque es Halloween, mujer aclaró Conchi que está más al loro que yo en estas cuestiones. Pues era verdad, había gente con disfraces graciosísimos, a mí es que me gustan las cosas nuevas, para qué lo voy a negar.
Y cuando llegamos al italiano, estaban todos los empleados disfrazados de fantasmas, zombis y seres terroríficos. Nos recibió uno en la puerta con un disfraz de muerte, con su guadaña y todo, que hablaba muy bajito y no me enteraba yo de nada de lo que decía, que yo entiendo que la muerte susurra pero es que no había manera de entenderlo. Mientras nos llevaba a nuestra mesa, se acercó por detrás y me dió un susto de muerte, nunca mejor dicho, pero me hizo tanta gracia que le dije a Conchi que me hiciera una foto, y aquí está.

La calidad de la foto no es para que nos den el premio del World Press Photo, pero entre que estaba muy oscuro y Conchi que no podía más de la risa, así he salido que no parezco yo, que en realidad soy mucho más mona.
 Pepe se estaba retrasando, así que le dije al de la guadaña que cuando viera entrar a uno con gafas que venía solo, que le diera un buen susto para que aprendiera a no hacer esperar a las amigas. Y de repente apareció Pepe tan tranquilo junto a nuestra mesa, entró justo cuando el de la puerta estaba entretenido en asustar a otros, Pepe siempre tiene suerte, ya he contado yo que nunca se encuentra la verja de la entrada abierta cuando viene a casa, él llama directamente a la puerta.
Este año el entrante ha sido el ajo colorao, que es una especie de gazpacho que se hace en la Axarquía malagueña y está muy bueno. No detallo las cantidades, porque depende de cuántos sean para comer. Lo único importante, es que la proporción de bacalao debe ser el doble que de pan.

Ingredientes.
Bacalao en lomos desalado. Doble cantidad que de pan.
Pan del día anterior, mejor si es cateto.
1 ó 2 guindillas.
2 dientes de ajo.
El zumo de medio limón.
1 cucharada generosa de pimentón dulce de buena calidad.
Aceite de oliva.
Aceitunas verdes aliñadas.
2 huevos cocidos.
Agua.

Elaboración.
Una vez desalado el bacalao de la manera usual, ponerlo en una cazuela cubierto de agua con las dos guindillas, y calentar a fuego suave hasta que blanquee y sin que hierva el agua. Apartar y reservar el agua. Retirar la guindilla.
En ese agua, poner a remojo el pan desmenuzado.
Mientras, majar en el mortero los ajos, añadiendo el zumo de limón y el pimentón.
Pasar por la batidora el majado de los ajos, el pan ligeramente escurrido, un chorro de aciete de oliva y tres cuartas partes del bacalao. Hacer una pasta que tendrá la consistencia de un gazpacho.
Rectificar de sal.
Servir acompañado de los huevos cocidos troceados, el bacalao en escamas y las aceitunas.

domingo, 30 de octubre de 2011

Croquetas de salchichón de Málaga, el catering de cumpleaños y sonoroestreno en Makro.

Mi hermana Conchi y yo cumplimos años el mismo mes, pero con tres días de diferencia, ella es más joven que yo. Hace poco, estábamos tomando un te en la cafetería Lepanto de Málaga y  me dijo el camarero: se nota que usted es su madre, ¡son igualitas las dos! No pude más que contestarle: pues sí, la parí a los ocho años... Conchi dijo que éramos hermanas, el camarero dijo que habría sido mejor que hubiera estado calladito y yo me reí. Desde entonces, miro con más interés las clínicas de estética.
El año pasado, Conchi contrató a una empresa de catering para celebrar nuestro cumpleaños, estuvo todo muy bien, pero le salió carísimo. De modo que este año, me tiré a la piscina y se me ocurrió que lo hiciéramos todo nosotras dos, ha sido divertidísimo, nos hemos matado a trabajar, nos ha salido más caro que el año anterior y ahora tenemos material para tres o cuatro caterings más: bandejas, platos de presentación, chupitos, cucharillas, servilletas, cubiertos, copas, vasos, brochetas de diferentes tamaños y colores, y hasta manteles todos iguales.
E incluso nos hemos sacado la tarjeta de Makro, que no sé porqué le llaman pasaporte, y nos ha costado una trabajera grandísima, siempre nos faltaba algún impreso, pero a la tercera lo conseguimos, las recepcionistas ya nos miraban con lástima. Por fin entramos con nuestra lista de la compra que era enorme,  estuvimos una agradable mañana yendo y viniendo por los pasillos y pasando frío, que para la conservación de los alimentos está muy bien, pero Conchi terminó poniéndose uno de esos chaquetones que tienen para entrar en los recintos de la carne donde hace más frío todavía, y no se lo quitó hasta que pagamos en caja. Ande yo caliente, que dice el refrán.
Íbamos tan contentas con nuestras compras, salimos con el carrito y ¡saltaron las alarmas! Se armó un jaleo tremendo con ruido de sirenas, luces que centelleaban y todo el mundo mirándonos. La cajera dió un salto ¡nonono, por ahí no, que esa es la salida de emergencia! Vaya por Dios... ¿Y por qué no la tienen con un precinto o algo, para los que nos equivocamos de salida?, balbucí yo. Pues porque entonces, no sería de emergencia, contestó la cajera con más razón que una santa. Conchi no podía más de la vergüenza que tenía y encima a mí se me ocurrió decirle a la cajera bueno, no podemos decir que no hemos tenido un estreno sonoro en Makro, ¿verdad?. Conchi dió un tirón y nos sacó al carrito y a mí con toda la dignidad de que fue capaz, esta vez por la puerta normal.
Estas croquetas tuvieron mucho éxito, hicimos muchísimas y como me gusta hacerlas todas igualitas, Conchi dijo que seguro que alguien iba a preguntar que dónde las habíamos comprado. Yo le contesté que al primero que dijera algo así, lo tiraba por la ventana. Le tocó a la prima Maribel, pero no la tiré porque es muy linda y la queremos mucho.
Las cantidades son para un día normal, no para cuando te vuelves loca y te metes en hacer croquetas para una multitud.

Ingredientes.
1 salchichón de Málaga, bien tierno.
1 cebolla pelada y picada.
3 cucharadas de mantequilla.
3 cucharadas de harina.
700 cc de leche caliente.
Aceite.
Sal.

Para el rebozado:
Harina.
Huevo batido.
Pan rallado.

Elaboración.
Quitar la piel al salchichón y desmenuzarlo.
Calentar la mantequilla en una sartén y sofreír la cebolla hasta que esté transparente. Añadir entonces la harina y unir bien para que pierda el sabor a cruda.
Añadir la leche caliente poco a poco y antes de terminar con toda la leche, el salchichón. Remover hasta que espese y la masa se desprenda del fondo de la sartén.
Colocar en una fuente y entrar al frigo. Yo la dejo hasta el día siguiente.
Dar forma a las croquetas y pasarlas por la harina, el huevo y el pan rallado.
Freirlas en tandas de 7 u 8 y servir calientes.



jueves, 20 de octubre de 2011

Arroz al horno y la manía de cambiar las cosas de sitio


Este es el arroz por el que Manuel es mundialmente conocido. Parece ser que su madre lo aprendió de un amigo de la familia que era ilicitano, o sea de Elche, ella lo tuneó a base de bien porque en origen era arroz con costra, de los que llevan huevo batido por encima y sospecho que a ella eso de los huevos no le iba mucho. Quitó por aquí, añadió por allí y me quedaré con la intriga de dónde han salido los higaditos de pollo que lleva, que le dan un sabor muy especial, pero que no he visto yo en ningún otro arroz al horno. No sé si el original llevaba garbanzos, éste no los lleva.
Pero lo que más me maravilla, es que lleva la misma cantidad de agua que de arroz y además, hay que moverlo muy a menudo mientras se hace al horno. Con ésto, ya tenemos todas las papeletas para que salga un arroz rarísimo ¿no? Pues está la mar de bueno, para que veas.
 Yo lo aprendí de mi suegra y también tuneé lo que quise, recuerdo que le quité tocino entreverado porque me parecía que era demasiada grasa. Manuel lo aprendió de mí, y él no ha tuneado nada, nada, es muy bien hecho Manuel para todo y al final, es a quien mejor le sale, de modo que ahora este es el arroz de Manuel, por el que suspiran tirios y troyanos.
El paso a paso es de la última vez que lo ha hecho, venían a comer Conchi, Antonio y Aurelia. Como yo tenía que hacer las fotos, me puse a preguntar ¿cinco tazas de arroz no van a ser muchas? Manuel me miró y dijo es que yo... es lo que pongo siempre... Insistí  uhmm...a ver si se va a salir de la cazuela... Manuel se defendía como podía es que siempre le pongo lo mismo... Al final, fueron cuatro tazas y casi falta arroz, tenías razón Manuel, te lo dije entonces y lo repito ahora.
Le había dicho a Aurelia que le prepararía un tupper con el arroz que no nos comiéramos y resulta que todo el mundo quiso repetir y allí me tienes a Aurelia dándome una patada por debajo de la mesa cada vez que alguien decía que quería un poco más. Vale, pero poquito, que esto engorda muchísimo iba diciendo yo a los repetidores, viendo que mi pierna izquierda iba a terminar tumefacta. Al final, quedó un tupper muy aceptable que Aurelia se olvidó en casa.
Este arroz lo hemos hecho siempre con pollo, menos esta vez que ha sido con conejo porque alguien en el supermercado debió de dejar una barqueta de conejo donde estaban las de los pollos, que yo cuando la ví en casa pensé ¿cuándo hemos comprado conejo? Pues cuando hemos pensado que donde pone "pollo troceado" había pollo, y no conejo.
Aquí está la prueba, el conejo friéndose.

La culpa es de la gente que compra en los supermercados y no deja las cosas en su sitio. Si no quieres algo, ponlo otra vez donde estaba, que yo una vez me encontré un destornillador entre las manitas de cerdo. Otra vez, me llevé pimentón picante que estaba en el estante del pimentón dulce y nos comimos una fideuá así como con sabor mexicano. Claro, voy a toda pastilla cuando compro, que esos son los momentos en los que me gustaría parecerme a la diosa Shiva, y pasa lo que pasa. Así que haced el favor de colocar las cositas en su sitio, que me llevo cosas que no quiero. Gracias.

Ingredientes.
5 tazas de arroz de grano redondo.
1/2 pollo o 1/2 conejo, troceados.
4 chorizos de guisar en rodajas.
1/2 morcilla de cebolla en rodajas.
400 grs de higaditos de pollo troceados.
1 pimiento verde.
Tomate triturado.
2 dientes de ajo.
Azafrán o colorante alimentario.
Aceite de oliva.
Queso rallado para fundir.
Agua. La misma cantidad de agua que de arroz.
Sal.

Elaboración.
Freír la carne y reservar.
Hacer un sofrito con los ajos, el pimiento y el tomate.
Rehogar en el sofrito, los higaditos, el chorizo y la morcilla. Una vez rehogados, añadir la carne que habíamos reservado.
Añadir el arroz y rehogar junto con el colorante alimentario o azafrán y añadir la misma cantidad de agua que de arroz, no importa que el agua esté a temperatura ambiente.
Llevar a ebullición y entrar al horno precalentado a 220º.
Remover con una cuchara de madera cuantas veces queramos, para que todos los granos absorban la misma cantidad de líquido.
Tarda aproximadamente media hora, pero es mejor ir comprobando la cocción del grano.
Cuando esté listo, distribuir el queso rallado y apagar el horno.
Servir.







lunes, 3 de octubre de 2011

Lentejas viudas y los líos de familia

Cada vez que preparo lentejas, recuerdo la historia de Esaú cuando vendió a su hermano gemelo Jacob, su primogenitura por un plato de lentejas, una de las historias más fascinantes que he conocido nunca.
Ya se peleaban en el vientre materno, por lo que su madre Rebeca, fue a preguntar a Yahvéh como quien pregunta a una vecina; en el Antiguo Testamento la gente hablaba con Yahvéh con mucha facilidad: ¿y tú, a qué crees que se debe este jaleo que hay ahí dentro?, y Yahvéh le dijo que había dos pueblos en su vientre y que lucharían entre sí, que el mayor serviría al pequeño. Ni más ni menos.
Desde que nacieron, Yahvéh y Rebeca preferían a Jacob, Esaú sólo le gustaba a su padre Isaac. Sí, ese Isaac al que por poco mata su padre Abraham por obedecer a Yahvéh. Cuenta la historia que Esaú era cazador y Jacob era un hombre muy de la tienda, o sea, todo el rato junto a las faldas de su mamá y dejándose querer.
Un día Esaú volvía de andar corriendo como un gamo detrás de la caza, muerto de hambre el muchacho y Jacob había hecho un guiso de lentejas, así que le pidió que le diera de comer. El hermano, ni corto ni perezoso dijo que le daba las lentejas a cambio de los derechos de primogenitura y una de dos: o Jacob tenía lo menos siete estrellas Michelín, o Esaú manejaba un hambre de mil demonios, porque pasó por el aro. Para que te fíes...
Más tarde, Jacob dirigido por su madre Rebeca, volvió a engañar a Esaú, a Isaac y al lucero del alba, consiguiendo que Isaac lo bendijera pensando que era su hijo mayor que, a estas alturas de la película y hartito de tantas faenas, juró que mataría a Jacob. Entonces, Rebeca mandó a Jacob a las tierras de su hermano Labán, tío de los gemelos por parte de madre. Se casó allí primero con su prima Lía, porque Labán a su vez lo engaño a él, de donde se demuestra que lo de los engaños era cosa de familia, y luego con su prima Raquel.
De ahí salieron doce hijos, que fueron las doce tribus de Israel. El penúltimo, José, terminó en Egipto después de que sus hermanos lo tiraran a un pozo, esto de intentar matarse unos a otros ya era como  una tradición familiar,  y allí acabaron viviendo como esclavos, hasta que llegó Charlton Heston en Los Diez Mandamientos y los sacó después de freír a los egipcios con las siete plagas. ¿Es o no es un relío de familia?
Pero esa es otra historia que os contaré otro día si acaso, porque ahora me voy corriendo,  que se me pegan las lentejas.

Ingredientes.
300 grs de lentejas.
1 cabeza de ajos asada.
1 tomate entero.
1 ó 2 pimientos.
1 cebolla entera, pelada y con un clavo de olor pinchado.
2 zanahorias peladas.
1 hoja de laurel.
Aceite de oliva.
Agua.
Sal.

Elaboración.
No hace falta remojar las lentejas de víspera, basta con lavarlas en un colador con agua fría.
Ponerlas en la olla con agua fría.
Asar la cabeza de ajos, lavar y añadir a las lentejas, junto con las verduras, la hoja de laurel y un chorrito de aceite de oliva.
Llevar a fuego medio y cocer hasta que estén tiernas.
Triturar las verduras y añadir al guiso de las lentejas.
Salar y servir calientes.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Arroz con conejo en el séptimo cielo.

Antonio vive en el campo. Mejor dicho y parafraseando a Serrat, vive en la ladera de un monte, más alto que el horizonte y tiene unas vistas magníficas.
Desde que entras en su propiedad, tienes que subir por un carril asfaltado hasta todo lo alto, que es donde está la casa, y yo, nada más enfilar con el coche, siempre espero que aparezca una azafata sobre el capó, señalando las salidas de emergencia, lo de los chalecos salvavidas, las mascarillas de oxígeno y todo eso, porque es como un despegue casi en vertical. Es en ese momento cuando Manuel termina de clavar las uñas en el agarradero de su puerta y luego hay que desclavárselas una a una.
Hace quince días que fuimos a pasar con Antonio el fin de semana ¡una delicia! Nada más llegar a la casa, salió Cuca a recibirnos y como es un poco tímida, le cuesta siempre saludar y dar besitos. Rubito Jesús y Florita Vanessa van a lo suyo y no se molestan más que en mirar; ellos prefieren seguir tomando el sol panza arriba, cazar ratones de campo cansa mucho. Sin embargo, a Cuca le encanta que le rasquen detrás de las orejas y mueve el rabo de contenta todo el tiempo, es una Teckel de pelo duro muy amorosa.
Una vez que estás en casa, no ha terminado la ascensión. Antonio siempre nos deja su habitación, que está subiendo unas escaleras de madera preciosas, pero no tienen barandilla. Yo, que soy muy torpe para esto de las escaladas, para subir me quito los zapatos, así tengo más agarre, y ataco los escalones uno a uno con decisión. Lo complicado viene cuando tengo que dar un giro de un cuarto de vuelta en todo lo alto y entrar al dormitorio, no soy capaz. De modo que, directamente me tiro al suelo y voy reptando hasta la cama con bolso y todo. Los demás, hacen como si no pasara nada, pero más de una vez me ha parecido oir un redoble de tambor, no sé yo...
Y esta es la escalera, para que veáis.



Antonio vive solo, pero su casa está siempre llena. Yo he compartido ducha con una salamanquesa pequeñita, color verde esmeralda, simpatiquísima; hemos tomado el aperitivo bajo el emparrado con arañitas hacendosas tejiendo sus telas, hormiguitas disciplinadas desfilando en perfecto orden, abejorros zumbadores, libélulas de alas como de tul... Y por las noches, he leído en la cama con un grupo encantador de insectos, de los que sólo pude identificar una mosca, los demás no los había visto en mi vida. Tenemos que salir más al campo, por mucho que Manuel diga que tanto oxígeno le sienta fatal.
No hay nada como ser recibidos por el anfitrión perfecto. Antonio tenía todo preparado: los menús de desayunos, comidas y cenas; los aperitivos; los vinos. Incluso preparó tortitas para el desayuno, que las iba haciendo in situ, en una cocina portátil, con su mantequilla para untar, mermeladas, miel y hasta trocitos de panal. Si esto no es como estar en el séptimo cielo, y no lo digo sólo por las alturas, se le parece mucho ¿es o no?
Este arroz con conejo se lo enseñó una amiga levantina y él me lo enseñó a mí hace mucho tiempo. El video del paso a paso está hecho en su casa, el otro día.

Ingredientes.
1 conejo limpio y troceado.
400 gr de arroz.
1 tomate rojo rallado o troceado sin piel ni pepitas.
1 ñora.
6 clavos de olor.
8 pimientas negras enteras.
Azafrán o colorante alimentario.
Aceite.
Agua.
Sal.

Elaboración.
Dorar el conejo troceado, a fuego lento en una cazuela de barro.
Cuando esté hecho, añadir sobre él, el tomate y la ñora troceada. No es necesario remojarla ni nada, sólo se le quitan las semillas. Morear todo junto unos minutos.
Añadir agua suficiente, los clavos y las pimientas, sal, y que hierva de 20 a 30 minutos, tras los que se vierte el arroz y el azafrán o colorante.
Dejar hervir hasta que el arroz esté cocido entero, y el guiso seco.
Acompañar con un ali-oli bien fuerte.