Siempre me ha gustado el coco, y siempre he tenido que esperar a comprarlo en los tenderetes de la Feria de Málaga, hasta que empezaron a aparecer en las fruterías. Entonces, el problema pasó a ser cómo demonios abría el coco. Con el primero, me pasé un buen rato dándole martillazos por toda la casa y aquéllo no se abría ni a la de tres. Empecé en el suelo de la cocina, lo perseguí por el lavadero, luego por el pasillo y tuve que rendirme después de dar un espectáculo lamentable con el martillo en la mano y cara de psicópata. Al día siguiente la frutera me dijo que antes había que hundirle los ojos con un destornillador porque si no, imposible. Me dio grima...
De modo que asocio los cocos con la Feria, y la Feria con Don Miguel, el párroco de La Malagueta en los años 60. Era Don Miguel un cura antiguo, de los de sotana y beso en la mano por parte de la chiquillería cuando lo veíamos por la calle. Un hombre particular, sus misas eran de todo menos aburridas y eso que las decía en latín hasta que llegó El Vaticano II y le quitó misterio a la cosa. Sus sermones eran peculiares, porque hablaba de lo que le venía en gana pero sobre todo de política, que para aquellos tiempos ya había que tener valor.
Sus opiniones y ocurrencias eran muy comentadas. Una vez que tocaba hablar de la Anunciación de María, dijo que lo de que se quedara embarazada - del Espíritu Santo, claro - seguro que fue un escándalo, porque La Virgen y San José todavía no se habían casado por la Iglesia. Otra vez, fue a comulgar una madre con su niño pequeño en brazos y, cosa de los nenes, quiso agarrar la Sagrada Forma, así que le dijo ¡Nene, caca!, que era lo que se le decía a los niños cuando iban a tocar algo que no debían.
Un día estaba confesando en el confesionario, como debe ser, y el parroquiano de turno no se enteraba de lo que le decía y, ya cansado, le dijo gritando: hijo mío, ¿tú no serás un 'Fulanitez', verdad? Era de dominio público que los 'Fulanitez' tenían tendencia familiar a la sordera, de modo y manera que a partir de ahí, toda la iglesia se enteró de qué iba la cosa.
Hasta finales de los 60, teníamos que ir a misa a la capilla de las monjitas de El Hospital Noble, estábamos de prestado mientras se construía la parroquia. Era y es una capilla pequeña y como no cabíamos todos, mucha gente oía misa desde el jardín y a los niños nos gustaba subir al coro, desde allí se veía mejor. Más de una vez, Don Miguel, en mitad de la consagración se dirigía a los parroquianos: los de la puerta, que se aparten que no ven los del jardín. No era un liturgo precisamente, la solemnidad no era lo suyo. Pero era muy buena persona y todos lo queríamos mucho.
El verano del 67 se montó la Feria en el parque y los cacharritos estaban justo delante de la capilla del Hospital Noble. Era domingo y estábamos en misa de once, hacía calor, los niños bullíamos en el coro, los del jardín con el cuello estirado como siempre, llegó el momento de la consagración y se escuchó a grito pelado:
I... wonder if one day that, you'll say that, you care
If you say you love me madly, I'll gladly, be there
Like a puppet on a striiiiing...
Unos feriantes habían puesto la megafonía a todo meter y Sandie Show nos cantó de cabo a rabo su Marionetas en la cuerda, con la que había ganado el Festival de Eurovisión de aquel año. Don Miguel miró a las alturas, no se sabe si con desesperación o con santa devoción y los demás seguíamos la musiquilla con entusiasmo. Fue mucho mejor que lo de las guitarras y cánticos que invadieron las iglesias tiempo después.
El coco me lleva a la Feria, la Feria me lleva a aquel domingo en que Sandie Show amenizó una misa y de ahí, a Don Miguel y sus ocurrencias, esto técnicamente se conoce como cadena de pensamientos pero para mí son recuerdos que me hacen sonreír.
Ingredientes.
1/2 litro de helado de vainilla. Si puede ser de vainilla de Jamaica, mejor. En caso contrario, unas gotas de esencia de vainilla solucionan el problema, pero tiene que ser esencia, no aroma.
1 botella de 1 litro de cava de buena calidad. Yo prefiero el Brut.
1 lata de leche de coco de la marca Goya.
Elaboración.
Tener el helado en el congelador hasta el último momento.
Enfriar bien la botella de cava.
Colocar todos los ingredientes en la batidora de vaso y batir hasta que se integre el conjunto.
Servir inmediatamente en copas de boca ancha.