jueves, 18 de julio de 2013

Marinera de almejas y mejillones. Los acúfenos, el tu-tú y Danielito.


Si oyes campanas y no sabes dónde; si hay agua manando de una fuente y estás en la cola del mercado; si la sirena de un buque atruena tu sala de estar... no te apures. No son alucinaciones auditivas, tienes acúfenos, o sea, ruidos en el oído también llamados tinnitus. Yo, por razones que no hacen al caso, tengo acúfenos aunque sólo en un oído que no digo cuál porque da lo mismo y además, no les hago ni caso. El asunto es que oigo en 'mono' en vez de oír en estéreo como casi todo el mundo. La consecuencia es que muchas veces me entero de todo al revés y me veo inmersa cual pececillo de pecera en situaciones la mar de chuscas.


Fui a hacerme un pre-operatorio precisamente para el tema del oído. Entre otras pruebas, te mandan una placa de tórax. Estábamos todos esperando en la clínica radiológica, cada uno para nuestras cosas, y me llamaron. Entré en esa habitación en penumbra donde te dan ganas de echar una siestecita, me dieron una bata de un color verde quirófano horrorosa, me pusieron delante del cristal ese que está tan frío, el radiólogo se fue a esconderse a su zulo y desde allí habló por el micrófono.
- Quieta, no respire... esto siempre te pilla con una necesidad de respirar tremenda
- Ya puede respirar... ufff.
- Ahora, una de perfil. Me doy media vuelta y espero la orden de no respirar, cuando noto que alguien me toca el hombro.
- ¡Que ya se puede usted vestir! Era ese hombre, que venía a ver porqué le daba la espalda y no me movía del sitio.
- Ay, perdone, que había entendido 'ahora una de perfil', que para eso es la placa, para operarme porque no oigo bien, y ando todo el tiempo orientando el oído bueno que parezco una imagen de un papiro egipcio, siempre de perfil, qué fatiga...
Mi hermana, que me acompañaba, dijo que se oían las carcajadas de los dos, desde fuera.



Mis hijas y yo salimos todas las Navidades a hacer las compras de los regalos.
- Bueno, niñas ¿Qué le vais a comprar a vuestros maridos?
- Yo, una cartera que la que tiene está muy usada, unos libros...
- Pues yo, un tu-tú.
- ¿¿Un tu-tú para tu marido?? Qué cosa más rara, hija...
- Noooo, ¡un tu-tú para el coche!
- ¿Un tu-tú para el coche? ¿Y eso qué es?
- Mamá, ¡Un bluetooth para el coche, para hablar por el móvil!
La gente se paraba a mirarnos, no podíamos ni andar de la risa y al final tuve que darles un empujón a ver si paraban ya, que yo estaba con las piernas cruzadas en una postura muy poco digna.











Pero lo que ha quedado ya para la historia familiar, es el día que estábamos todos en casa viendo una película en la tele.
- Ay, ¿Cómo se llama este actor? Ahora mismo no me acuerdo...
- Danielito, mamá.
- ¿Danielito? No me sonaba a mí mucho ese nombre, pero teniendo en cuenta que el personaje en cuestión es muy bajito... ¿¿Danielito??-, repetí yo un tanto asombrada.
- ¡Danny DeVito, mamá! 
Desde entonces, cada vez que pregunto por el nombre de alguien, se llama "Danielito".


Ingredientes.
2 kg de mejillones.
1 kg de almejas o chirlas.
1 vaso de buen vino blanco.
Salsa de tomate. Si es casera, mejor.
Dos guindillas (opcional).

Limpiar los mejillones rascando bien las valvas, aunque ya vienen todos depurados, pero nunca está de más.
Tener las almejas en agua con sal durante una hora para que suelten la arena.
Abrir los mejillones al vapor con las dos guindillas abiertas por la mitad, y reservar. Yo los voy sacando a medida que se van abriendo, así no se secan y están jugosos.
En el líquido que han soltado, abrir las almejas con la cacerola tapada para que no se sequen. Reservar.
Colar el líquido por una manga de tela para que se limpie de impurezas. Reservar.
Calentar la salsa de tomate, añadir el vaso de vino blanco y otro tanto del líquido de cocción que habíamos reservado.
Reducir.
Emplatar los mejillones y las almejas y cubrir con la salsa bien caliente. Añadir unos triángulos de pan tostado untado con ajo.













lunes, 1 de julio de 2013

Boquerones en vinagre


No sé desde cuándo los malagueños nos llamamos boquerones pero me gusta, nos gusta. Tenemos una variedad conocida como boquerón victoriano, que algunos pronuncian vitoriano aunque es obvio que no son de Vitoria-Gasteiz, la capital de Álava o Araba en vascuence, lo mismo que a las Victoria - que había muchas por aquí por ser la Virgen de la Victoria nuestra patrona - las llamábamos Vitoria, Vitoti, e incluso Toti. Ya no se les pone esos nombres a los recién nacidos, ahora los papás quieren que sus bebés lleven nombres únicos, y al final todo el mundo acaba llamándose igual aunque con unos nombres muy raros, que yo siempre me pregunto ¿Qué ha pasado con las Victoria, los Juan, o sea, Guan o Guani,  y todo eso?; aunque me guardo muy mucho de decirlo en voz alta, que nunca se sabe si les puede sentar mal a los papás de ahora, sus bebés y el público en general.



Y es que todo cambia. Hace tiempo que me enteré de que había por ahí un Frente Bokerón que yo pensaba que eran como alternativos de algo y ha resultado ser un grupo de aficionados al fútbol, forofos del Málaga Club de Fútbol. Nada, que acabamos sabiendo de fútbol quieras que no. Es poner las noticias en la tele, y antes de que te des cuenta, estás mirando con toda atención el tiempo dedicado a los deportes, que dura más incluso que las noticias. No sólo ves una y otra vez los goles, sino que siempre salen futbolistas - los gladiadores modernos - hablando a un montón de micrófonos, con las marcas patrocinadoras que les llaman 'sponsors', por todas partes, y botellitas de agua a las que ni miran ni de las que beben pero que deben pagar algo y por eso están ahí chupando cámara. Y los entrenadores, que siempre están en la cuerda floja, porque si pierden partidos, los quitan de en medio de un plumazo. La manera moderna de echarlos a los leones. Lo cierto es que nunca entiendo de qué hablan, sobre todo si el gladiador de turno es extranjero y se expresa o pronuncia fatal, es que no pillo ni una.












Lo que más me sorprende es que la gente se pone la camiseta del club de sus amores cuando ve los partidos, aunque sea en un bar o en casa con los amigotes. No entiendo el sentido de este ritual. Es como si los taurinos se vistieran de luces en cada festejo. ¿Que el color favorito del torero al que admiras es malva? Pues todos de malva y oro. ¿Que toma la alternativa? Todos de blanco y oro. Los gordos, de picador o banderillero. La tradición es la tradición. Y que se aprendan los pasodobles, El Gato Montés, que es muy bonito: "Suena el clarín y sale el toro, ¡ole! gritan a coro...". No se puede comparar con: "De las glorias deportivas que campean por España, va el Madrid con su bandera limpia y blanca que no empaña...". Que no empaña... ¿el qué? O que no se empaña, como los cristales cuando hace frío fuera... Que no me entero.










Yo, que siempre he pensado que los 'balones de reglamento' se llamaban así porque reglamento era un tipo de material, algo como de cuero basto que hacía daño sólo con  mirarlo, no acabo de entender de fútbol ni las pasiones que levanta, de verdad. Lo entiendo todo al revés. Derby, sin ir más lejos. Toda la vida pensando que es una competición hípica y resulta que se trata de partidos entre equipos de la misma ciudad, o qué sé yo... Pero hay derbis casi todos los días, todo el mundo de los nervios.
Como que estoy por preguntar a los nenes que juegan al fútbol en mi urbanización, qué Derby es el suyo y cómo lo llevan. No me atrevo porque son muy brutos y pegan a dar.
En fin, que a base de insistir, ya sé lo que es un 'fuera de juego'. Creo...




Ingredientes.
1 kg de boquerones de buen tamaño.
Sal.
Agua.
Vinagre de vino blanco.
Ajo.
Perejil.

Elaboración.
Limpiar los boquerones. Descabezarlos y quitarles la espina central sin separar los lomos de la cola. Aquí explico cómo hacerlo.




Enjuagarlos bien bajo el grifo, hasta que suelten toda la sangre posible.
En este punto, los congelo durante 24 ó 48 horas, para matar el anisakis.
Descongelarlos pasado este tiempo.
Hacer una salmuera, que no es más que agua en la que se disuelve sal. Para hacerse una idea, el agua de mar tiene una concentración de 35 gr de sal por litro de agua. No necesitamos tanto. La salmuera es para que los boquerones no se pongan blandos, lo interesante es que estén firmes. Con 20 ó 25 gr por litro de agua, puede ser suficiente. Es cuestión de ir probando.
Añadir ahora el vinagre, y lo mismo. Depende de si lo queréis más fuerte o no. A mí me gustan fuertes, pero eso va al gusto de cada uno.
Introducir los boquerones, y tenerlos así alrededor de 4 horas en el frigorífico.
Sacarlos y disponerlos en un recipiente bien ordenados, por capas. Cubrir con ajo laminado y perejil cortado.
Cubrir con aceite de oliva de buena calidad.
Esperar un par de horas y ya están listos.