martes, 1 de abril de 2014

Espaguetis en salsa de almejas, Pizza Pino y La Pantera Rosa


Parece ser que a todo el mundo le gusta la pasta, menos a mí que le tomé manía en mi primer embarazo a raíz de unos espaguetis que comí con el estómago levantado y todavía me dura. Entre eso y que tampoco me gusta el queso, mejor que no me invitéis a ninguna pizzería que si hay que ir voy pero no me encanta especialmente y además nunca sé qué pedir. Siempre soy la rara del grupo.
Pues como la vida es muy absurda, resulta que pusieron un Pizza Pino en la placita de mi urbanización, qué monería. O sea, te asomas a la terraza y allí están  ellos con su horno para las pizzas, su comedor, su mostrador y sus mesitas fuera llenas de gente comiendo pasta, pizzas, mirando el mar y de paso hablando a gritos con los niños correteando, que a los nenes hoy en día no se les puede decir que se estén quietos, no se vayan a contrariar.












Y mira que a mí me gusta una bulla más que a nadie, pero a ciertas horas y con gente extraña no es lo mismo. Por ejemplo, las siestas en verano con los cánticos de cumpleaños feliz, los brindis, la apertura de regalos. O las comidas de empresa, la gente con las copas se desinhibe una barbaridad, os lo digo yo. Y venga con los flashes de los móviles haciendo fotos a todas horas.
 Los sábados por la noche en cuanto entra el buen tiempo que aquí va desde abril hasta mediados octubre, es un no parar. Primero vienen los que cantan boleros más o menos a las once de la noche y si estás tomando un te o una copita en tu terraza tampoco está tan mal, aprovechas para canturrear Si tú me dices ven, Toda una vida, o Sabor a mí mientras disfrutas del espectáculo, todo muy romántico.











Después, los del Estilo Chunguitos, cantando eso de todos los días paso por tu calle a ver si te veo Carmen, Carmen, Carmen, voy a tener que emborracharme y cosas así. Lo mejor es cuando atacan con aquello de dame veneno que quiero morir, dame veneno. Siempre he pensado que una pizzería no es el mejor lugar para ese tema, sobre todo porque la única vez que comimos ahí pedí unas crepes de postre y me las sirvieron recalentadas. Malísimas. Tuve que protestar y me ofrecieron otra cosa. Eso. Para que me pongan el tiramisú que sobró el día de la inauguración unos cuantos años antes, que yo ya no me fío y siempre pienso que como les dé alguien unas crepes, se van a enterar los de Los Chunguitos.
 A continuación, tenemos un intermedio pero tan pronto como has cogido el primer sueño, te despierta el del saxo. Es el momento Careless Whisper. Entonces es cuando sabes que debe ser medianoche, no tienes que mirar el reloj ni nada. Siempre el mismo repertorio muy bonito aunque un poco largo, y toca bien el saxo soprano pero es que a mí nunca me ha gustado especialmente Kenny G. En cuanto suena La Pantera Rosa, ya te puedes dormir; es la última pieza y los domingos te despiertas tarareando de manera un tanto obsesiva la música del saxo que se queda por ahí rondando entre las neuronas.

No todo son inconvenientes, los del primero que viven justo encima, tienen suelo radiante gratis en invierno; en verano tienen ampollas en los pies si no se ponen las zapatillas de andar por casa. Y si obviamos las dos veces que han tenido que llamar a los bomberos porque salía humo a todo meter, con todos los vecinos fuera, los abuelitos, los nenes, las mascotas y los nervios... era divertido.
Digo era porque se fueron. Parece ser que les subieron el alquiler una barbaridad y ya no era rentable. Los echo de menos, para que veas.


Espaguetis en salsa de almejas

Ingredientes.
Espaguetis. 100 gr por persona.
1 cebolla.
2 dientes de ajo.
2 guindillas.
1 cucharada de harina.
1 vaso de vino blanco.
750 gr de almejas.
Perejil picado.

Elaboración.
Lavar bien las almejas y poner en agua salada media hora mínimo para que suelten la posible arena que traigan. Escurrir.
Trocear la cebolla y los ajos y sofreír en aceite de oliva en una sartén o cazuela baja, junto con las guindillas (son opcionales). Añadir la cucharada de harina y dar unas vueltas para que pierda el sabor a crudo.
Añadir el vino blanco y cuando espese, las almejas. Dejar hacer tapadas, moviendo de vez en cuando.
Cocer los espaguetis al dente, escurrir y salsear.
Emplatar, espolvorear de perejil picado y servir caliente.

Nota. Estas almejas no son salteadas ni a la marinera. En Málaga se llaman "mojete de almejas" y están muy sabrosas preparadas así.