viernes, 9 de diciembre de 2011

Risotto al azafrán con trufa y la manita de Cesarea

Había pensado hacer un risotto con setas para la comida del mes que me tocaba a mí, como acompañamiento al ossobuco a la milanesa que era el plat de résistance que como todo el mundo sabe es el plato principal o donde te la juegas.
Pues me fuí al mercado a comprar las setas que hace ya tiempo que en otoño se llenan los mercados de Málaga con setas y están los puestos de fruta y verdura que da gloria verlos, con ese olor tan particular a tierra y todo eso.
Y allí estaba yo tan contenta viendo la cantidad de setas, boletus y demás productos cuando lo ví. Era el puesto donde suelo comprar estas cuestiones, que tenía un cartel con lo siguiente: la manita de Cesarea, justo sobre una caja muy mona de madera y todo, llena de Amanita caesarea con una pinta buenísima, por otra parte. ¿Pero qué pone ahí, por los clavos de Cristo? De repente, de amanita de los césares hemos pasado a ser la manita de una tal cesarea, que eso es lo que pasa cuando oyes campanas y no sabes dónde, que se deforma el texto por contaminación fonética, o sea,  que como suena parecido, pues allá que vamos. ¿Y cómo pido yo eso ahora, que me va a dar la risa? Y claro que me dió la risa, un ataque de los míos en toda regla, que me tuve que ir, sin comprobar siquiera si al lado le habrían puesto a otro grupo la manita de Fátima o algo parecido, vete tú a saber.
Total, que estuve todo el camino de vuelta a casa acordándome de la cantidad de equívocos que he escuchado yo con esto de las semejanzas fonéticas. Empezando con el archiconocido Marinero de Tarpeya del romancero castellano, que es una insensatez graciosísima que ni tiene pies ni cabeza, pero que la gente recitaba así, en vez de Mira Nero de Tarpeya a Roma cómo se ardía, que ya cita Cervantes en el Rinconete, qué hombre más perspicaz D. Miguel, que no se le escapaba una.
En mi consulta he oído casi de todo. Una vez una señora me decía que si mi hijo tuviera los pies en la cabeza... Pues sería un calamar, pensé yo inmediatamente mientras le decía riéndome Ay, mujer qué cosas tiene usted. O uno que me dijo que él era rumiante obsesivo, que ya me lo imaginaba yo todo el día masticando yerbajos sin parar. Otro juraba y perjuraba que él vivía en la astenia desde hacía ya mucho tiempo, aunque estaba hecho un toro y con más ganas de discutir que cualquiera, que digo yo que con decir que ya no consumía drogas, tenía bastante.
Pero lo más gracioso con diferencia, fue el día que Sofía con tres añitos arrancó a cantar Virgenciiiita que estás en el cielo robaaaaando por míiii, qué más da que robara o rogara, me la comí a besos. Y hablando de equívocos religiosos, mi amiga Maricarmen estuvo hasta los doce o trece años recitando Creo en Dios Padre, todo por Alonso, a eso se le llama lealtad de la buena. Y acabo de acordarme de un cartel enorme que estuvo mucho tiempo en un edificio de la plaza del Obispo en Málaga que decía derribo eminente, lo mismo el contratista era premio Nobel.
Así que hice este risotto al azafrán con tuétano y trufa que había visto aquí:
http://www.tvcocina.com/profiles/blogs/risotto-alla-milanese-arroz
y al final fue un risotto con manitas, porque todo el mundo se puso a dar consejos cuando rallé las trufas justo antes de servirlo en la mesa. Ahí están las manitas de todos.

Ingredientes.
2 litros de consomé.
2 tazas de arroz de grano redondo.
2 cucharadas de mantequilla.
2 cucharadas de aceite.
1/2 cebolla picada.
Tuétanos.
1 taza de vino blanco seco.
Azafrán, aquí no vale el colorante.
Pimienta negra recién molida.
3 cucharadas de mantequilla para el final.
Parmesano rallado.

Elaboración.
Tener el consomé caliente, yo usé azafrán molido y lo disolví en el consomé.
Calentar la mantequilla y el aceite y rehogar la cebolla hasta que esté blanda. Añadir entonces el tuétano y la pimienta.
A continuación, el arroz y dar vueltas para que se impregne de la grasa. Incorporar el vino y dejar evaporar.
Ya sólo queda ir echando el consomé poco a poco, removiendo continuamente. Al cabo de 25 minutos aproximadamente, estará listo.
Debe quedar al dente pero cremoso.
Retirar del fuego y mezclar la mantequilla removiendo. Por último, la cantidad de queso que nos guste.
Servir inmediatamente y disponer más queso parmesano rallado en la mesa.

4 comentarios:

  1. ay que me parto contigo!!!!!! por cierto, el arroz riquísimo

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  2. Muchas gracias, María!! Es lo que más me gusta, que os divirtáis con mis cosas. Y si compartimos recetas de cocina... para qué queremos más? XD
    Besitos

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  3. ¡¡ Algún dia escribirás un libro !! Y seré yo quien compre el primero.....me encanta no solo tu receta, sino como cuentas tus historias.
    Me haces reir y eso es bueno para mi.
    Gracias.....

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  4. Dicen que hay que hacer tres cosas: tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro.
    Yo he tenido dos hijas, he plantado muchas macetas y he escrito artículos, conferencias... y ahora estas cositas que escribo por aquí. Lo mismo estoy a mitad de camino, pero si te hago reír, es más que suficiente para mí. Hasta yo me río mientras escribo, que ya es decir.
    Besitos, guapa!

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