sábado, 11 de febrero de 2012

Choco guisado en leche y la oración secreta



Edito: para este plato, no se utiliza vino blanco como digo, en realidad, se hace con brandy. Estas cosas pasan por escribir con el piloto automático, mil perdones. Rectifico.
Esta receta es de Mari, amiga de Maricarmen y mía. Las tres compartimos charlas, risas y recetas de cocina. Mari es de Huelva.
A Matalascañas, a un congreso andaluz, fuí yo hace ya muchos años cuando trabajaba en una asociación de Jugadores Patológicos en rehabilitación. Otra cosa no sería, pero entre Jornadas, Congresos, Convivencias y otros menesteres, más parecíamos agentes comerciales que una asociación terapéutica, venga a viajar y a dar charlas y conferencias.

Como ya estábamos organizados, compartíamos vehículos. A mí me asignaron al de un jugador que había dejado de jugar hacía muy poco tiempo, así que estaba de impulsividad a tope. LLegó media hora tarde al punto de encuentro, venía con su mujer, su hija de cinco añitos y otra jugadora, que ocupaba el asiento del copiloto.

Justo a la salida de Málaga, empezó a pisar el acelerador a fondo.

- Jonás, hombre, digo yo que no tienes que correr tanto, ¿no?, que no tenemos prisa...
- Jajajaja, se empezó a reir compulsivamente, tranquila, que yo conduzco muy bien.
- Si, todo lo que tú quieras, pero ten en cuenta que llevas a tu mujer y a tu hija, dije yo invocando la llamada de la sangre.
- Que no pasa nada, ellas ya están acostumbradas, jajajaja. Y más corría el hombre.

Y debía ser verdad, porque la mujer iba como si tal cosa, la niña directamente, se durmió. No insistí, porque sé que a un jugador nadie le dice lo que tiene que hacer, y mucho menos, cómo hacerlo, que como te pongas a llevarle la contraria, mucho peor. En ésto que Odette, la jugadora-copiloto, va y me dice.

- Tú no te apures, Maricruz, que yo sé una oración secreta de mi familia, que la rezo y no nos pasa nada malo.

En vista de lo cual, me dispuse a disfrutar del paisaje, pero no veía nada, intentaba fijarme en una casa o unos árboles, y zuuummmm, ya habían pasado. Es que no corríamos, volábamos. Así que me puse a pensar en mis cosas, total, nos iba a pasar lo que nos tuviera que pasar, me pusiera como me pusiera, mejor no preocuparse...
Al rato, caí en la cuenta.

- Oye Odette, ¿tú no ibas a rezar la oración esa de tu familia?
- Pero si hace ya tiempo que la he rezado, mujer.
- Ah, ¿sí? Pues fíjate cómo estoy, que no me he dado ni cuenta.
- Nonono, es que no la puedo decir en voz alta, ¿no ves que es secreta?

Es decir, que lo mismo había recitado La Canción del Pirata, el monólogo de Segismundo de La Vida es Sueño, o había hecho in mente la lista de la compra, vete tú a saber. A mí, ya me daba lo mismo y me dió por reír, qué otra cosa podía hacer.



Y de repente, ya veía el paisaje otra vez.
- ¿Por qué nos paramos? Pregunté yo. Es que había puesto el coche a 100 km/h, y claro, ya me parecía que íbamos despacio. Paramos en una cafetería y allí nos encontramos con muchos de los que viajaban al Congreso. Y yo, venga a preguntar a todo el mundo sotto voce si tenían un hueco en sus coches, pero estaban todos completos. No tuve más remedio que terminar el viaje en el coche-bala.

Cuando por fin llegamos al hotel en Matalascañas, salí tan aliviada que me dieron ganas de besar el suelo y todo, como hacía Su Santidad Juan Pablo II, pero como yo no soy Santidad, ni lo intenté que seguro que agarraba algo malo, eso de besar el asfalto es muy temerario, si eres una persona normal y corriente.

- Mira, Jonás, aunque tenga que volver en autobús, haciendo auto-stop o andando, yo no vuelvo a Málaga contigo, ya lo sabes.
- Luego me lo cuentas, que ahora me voy corriendo, que a las ocho el alcalde da una recepción a los de la asociación y eso yo, no me lo pierdo.

Ese era el motivo por el que habíamos venido a pique de una desintegración por exceso de velocidad, Su Majestad tenía que ir a la recepción. Salió con el turbo puesto, chirrido de neumáticos incluído y yo fuí a registrarme. La vuelta la hice en el coche de otro que ya llevaba tiempo abstinente, que me aseguré yo que era así,  y menos mal, porque Jonás se dañó las cervicales haciendo el burro en la piscina del hotel con otro jugador en rehabilitación, angelitos. Fue su mujer quien condujo a la vuelta, con Jonás y su collarín durmiendo detrás gracias a los miorrelajantes.

Ingredientes.
1 kg de chocos limpios y a tiras.
3 ó 4 dientes de ajos.
1 ó 2 cayenas o guindillas.
1 vaso de brandy.
1 cucharada de buen pimentón dulce (se puede añadir un poco de pimentón picante también)
Aceite de oliva.
Leche entera.
Sal.

Elaboración.
Sofreír los ajos pelados y partidos en el fondo de la cazuela de aceite de oliva.
Añadir los chocos troceados y rehogar hasta que blanqueen y añadir las guindillas.



Añadir ahora el pimentón y el brandy.


Por último, la leche hasta cubrir la preparación.


Hacer a fuego medio, hasta que los chocos están blandos y se haya consumido el exceso de líquido.

Probar de sal y emplatar. ¡Bon appetit!

11 comentarios:

  1. Menuda pinta tiene tu choco, aunque yo lo llamo sepia.
    Y la historia, imagino que ahora te reirás pero en su día te tendrían que entrar ganas de ir frenando con los pies como los PIcapiedra.
    Besos.

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    1. jajaja! Ese día, me tuve que aguantar las ganas de darle un electro-shock a Jonás en mitad del viaje. Qué trueno de hombre...
      Besitos

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  2. Juan carlos Romero Estudillo11 de febrero de 2012, 22:09

    Sorprentes y exquisitos. La aventura vivida con Jonas como siempre fantastica, lo mejor la oracion secreta de la familia de Odette, como diria aquel "pavernos matao", pues ya me tienes impaciente para la siguiente, jajajajaj, un beso.

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    1. Yo nunca he visto una oración tan secreta, tan secreta, te lo digo de verdad. Como que todavía me quedo pensando si me tomó el pelo o qué jajajajaja.

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  3. jajaja, qué bueno, mari Cruz.¡vaya historias que te pasan! Y sé que no paras, que cada día tienes una nueva...
    Esperando me tienes la que tú y yo sabemos...

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    1. Nª Ángeles, no entiendo cómo hay gente que pasa por esta vida de aburrimiento en aburrimiento y metida en casita, para ese viaje no hacen falta alforjas, digo yo. La vida es divertida!!
      Besitos

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  4. Mari Cruz, tienes historias para aburrir (mentira que imposible que aburras a nadie con el arte que tienes) jajajaj qué me he reído con el jugador-bala. Y la oración secreta, vete tu a saber, ¡el Quijote con sus molinos! jaajjaa

    A mi el choco me vuelve loca, de hecho ayer los hice con garbanzos, me encanta. Pero esta manera de hacerlo con leche deben quedar superjugosos y tiernos. Lo tengo que probar.

    Un besazo!

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    1. Laurita, pienso seguir contando las cosas que me pasan, hasta que os salgan por las orejas jajajaja.
      Gracias, pipirranera.
      Besitos

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  5. ¡¡ Eres un soplo de aire fresco en un día de "terrá" malagueño !!
    Visitar tu blog y leerte es algo especial, nos invitas no sólo a disfrutar de tu cocina, de tus platos, sino a viajar mentalmente a tu vera (verita tuya.......) y como si estuviera viendo una pelicula de los hermanos Marx, reir, sonreir y disfrutar en tu compañía.
    He alucinado con ésta receta, cocinar la jibia con leche nunca lo había visto....me ha encantado, tendré que probarla!!!!
    Por cierto casi me la pierdo.....menos mal que de vez en cuando entro directamente para dar un repaso a tu buen hacer gastronómico y literato.
    Tu admiradora: Carmen Rosa (Toñi para las amigas como tu)

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    1. Toñi, la admiración es mutua. Míra que escribes bien, cocinas bien y eres mi referente en cuanto a cocina malagueña, que lo sepas.
      Pero lo mejor, es que somos amigas, eso vale más que nada. Para que luego digan que lo de las redes sociales son tonterías. Anda, que no estoy yo contenta ni ná contigo :)
      Muchos besitos.

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  6. ¡¡ Yo tambien espero la historia a la que se refiere Mª Angeles !! Qué también la sé.....besitos

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