Esas Navidades yo no estaba bien; demasiado cansada. Pero dado el tren de vida que solemos llevar todos últimamente, pensé que era lógico: mucho trabajo, poco descanso. Para mediados de enero, ya estaba arrastrándome como un gusano a punto de convertirse en crisálida. Ingresé por urgencias en el hospital con una bronco-neumonía y allí estuve dos semanas a base de antibióticos, aerosoles, oxígeno y mucho descanso.
Retirar el pedúnculo |
Enjuagar bajo el grifo |
Mi primera compañera de habitación se llamaba Pepa y era adicta a la tele, a charlar mucho y a dormir poco. La primera tarde se estropeó la tele que funcionaba con monedas.Yo, tan contenta; Pepa, descompuesta, llamó al timbre del puesto de enfermería y se oyó una voz que preguntaba entre crujidos de interfono.
- ¿Sí?
- Oiga, que no funciona la tele -, dijo Pepa con la voz más angustiada que si anunciara un infarto de miocardio, clamando al techo.
- Ah, pues llamen ustedes al número de teléfono que hay en el cartelito de la pared justo debajo del aparato-. A Pepa se le cambió la cara y mirándonos a mí y a mi cuñada Marisa que estaba de visita, declaró.
- Es que yo no sé leer, no fui a la escuela.
- Pues yo no puedo leer esto, con mis problemas de mácula, dijo Marisa.
Añadir dos cucharadas de zumo de naranja |
Y el mismo peso de azúcar que de fresas |
Yo, con voz gangosa hice ver a través de la mascarilla del aerosol que no podía salir de la cama con la vía puesta para la medicación. Teníamos un problema absurdo: tres mujeres y no éramos capaces de enterarnos del número al que había que llamar. Estábamos listas, así que me dio la risa floja. Cuanto más me reía, más se mosqueaba Pepa, cosas del mono de tele, supongo.
- Marisa, mujer, mira a ver si puede venir alguien de alguna habitación a leernos el número de teléfono, anda...
Salió a dar una batida por los alrededores, y vino con un señor muy amable en cuya habitación tampoco se veía la televisión pero no habían dado la voz de alarma. Así que lo hicimos nosotras y devolvimos favor por favor.
Durante 40 min. aprox. |
Cocer a fuego medio-bajo, chafando con un prensador |
Pasaron con el carrito de la merienda y dijo Marisa.
- Hoy es martes, ¿no? Entonces, hay unas magdalenas buenísimas.
- ¡Qué suerte!-, exclamé yo, que me animo enseguida, y si es por una magdalena, más todavía. No hubo suerte, trajeron galletas tipo maría.
- Los martes y los jueves hay magdalenas -, puntualizó Marisa.
- Uhmm... voy a ver -, dijo la auxiliar.
- Yo prefiero magdalenas -, volví a gangosear a través de la mascarilla. Vino la auxiliar con una magdalena.
- ¿Y yo, qué? -, protestó Pepa francamente disgustada con tanto inconveniente.
- Usted no puede porque es diabética.
- ¿Yo diabética? ¡Si en mi vida he tenido azúcar, yo!...-, berreaba ya la pobre Pepa, atrapada en una tarde aciaga.
- Yo, eso es lo que tengo aquí puesto, así que...
Pepa se tuvo que merendar las galletas y el descafeinado por las malas, refunfuñando a todo meter.
Dice Marisa, que debe ser que hay pocas magdalenas y como están tan buenas, si no las pides, no te las dan.
Espumar al final |
A pesar de todo, la comida era apetitosa. Venía una dietista todas las mañanas a leerme el menú del día siguiente, para que eligiera. Luego se quejan de la Sanidad pública. A Pepa no le daban esa posibilidad, todavía no sabemos porqué. Dos días más tarde se fue de alta médica, lo mismo pidió el alta voluntaria, no le iba nada bien en aquel hospital, que lo último fue que se le ocurrió preguntar a una enfermera si era normal el color de su orina, y le contestó mirándola seriamente y moviendo la cabeza de arriba abajo: 'aquí nada es normal'. Nos quedamos... chof.
El único inconveniente, es que en esa planta, todo el mundo tenía dieta sin sal. Cuando me trajeron la comida por primera vez, me quería morir.
- ¿Cómo que sin sal? ¿ Y eso por qué?
Comprobar que está lista |
Embotar enseguida |
- Porque en esta planta nadie toma sal, por la tensión y eso.
Claro, en la planta de pulmón y corazón, es lógico pero hay que reconocer que la comida sin sal está malísima.
- Pues vaya -, contesté con cara de resignación. Aunque eso fue pura apariencia porque monté lo que podríamos llamar, un tráfico ilegal de sal. Pedí un salero a una de mis hijas, que me lo trajo a regañadientes, y se lo presté al de la habitación de enfrente cuando me pilló sazonando el estofado. El día siguiente, ya éramos unos cuantos pasándonos la sal, con lo que se armaba un revuelo y unas risas contenidas en cuanto aparecía el carrito de las comidas que no sé yo cómo no se dieron cuenta.
- Hay que ver qué jaleo se forma cuando venimos con la comida -, comentaban las del carrito, encantadas. Si lo llegan a saber... Bueno, pues ya lo he confesado. Ahora sólo espero que el delito haya prescrito, después de todo a nadie le dio un subidón de tensión. Las carreritas y risas son sanas, no tienen efectos secundarios adversos y son gratis. ¿Alguien da mas?
Mermelada de fresas
Ingredientes.
Fresas maduras.
El mismo peso de azúcar que de fruta limpia.
2 cucharadas de zumo de naranja.
Elaboración.
Retirar el pedúnculo a las fresas y lavar en un colador bajo el agua del grifo. No sumergirlas.
Disponerlas sobre papel de cocina y secarlas cuidadosamente.
Colocarlas en una cazuela, añadir el zumo de naranja y el azúcar. Llevar a fuego medio-bajo, moviendo con frecuencia para que no se pegue.
Esta preparación hay que vigilarla continuamente, no es buena idea darse una vueltecita por la casa o charlar por teléfono mientras se hace.
Yo suelo ir chafando la fruta con un prensador de patatas, así quedan trocitos de fruta que, para mí, son agradables de encontrar.
A los 30 minutos, comprobar el grado de cocción poniendo una gota de mermelada en un plato limpio y seco, y ponerlo vertical. Debe resbalar muy lentamente. Apartar entonces. Si no está lista, seguir cociendo otros 5 ó 10 minutos más.
El tiempo depende de la madurez de la fruta, de la fuerza del fuego... es orientativo.
Cuando esté lista, embotar en tarros de cristal esterilizados, tapar y poner boca abajo hasta que se enfríen.
Una vez más encantada de leerte, de acompañarte, mire Vd. por donde te he hecho una visita en el hospital....tienes el don de "trasladarme" a tu vera y viajar en el tiempo.
ResponderEliminarGracias por presentarme a Pepa, por hacerme oler ése estofaito hospitalario y escuchar las risas, qué falta nos hace por cierto, de las personas de la planta mientras os pasábais el salero.......Salero que tienes tu (así comienza la canción...ahora no me la podré quitar de la mente...y debería escribir: tu, tururú, tururú. Salero si sabes que yo te quiero....).
Después de saborear y que he guardado como oro en paño, como un tesoro...mi tesoro, tu mermelada de higos...ésta de fresas tendré que probarla.
Se ve deliciosa, exquisita y es que tienes mucho arte no solo escribiendo y describiendo, arte en tu buen humor, en tu amistad, en tu forma de ser....y en tu cocina.
Tendré que rendirme y seguir tus pasos...a ver si soy capaz algún dia de hacer mermelada, por supuesto siguiendo tus pasos.....
Un fuerte abrazo.
Toñi, eres un encanto! Gracias por tu visita virtual al hospital, te advierto que estaba monísima con el camisón blanco y estampado con motivos verdes, de la Junta de Andalucía. Me hice una foto y todo...
EliminarLa verdad, es que nos reíamos un montón y, como digo yo, con todo por delante y venga a dormir, siempre que Pepa me dejara con tanta tele y tanta charla. No he contado más porque no me quería extender, pero ha sido divertido.
Siempre te digo que las mermeladas son muy fáciles de hacer, sólo hay que tener cuidado y vigilarlas. Te guardo un tarrito de las que haga de ahora en adelante, la de fresas ya ha volado.
Muchos besitos y gracias de nuevo.
Buenasss
ResponderEliminarCómo me he podido reír con tu entrada.
Que si Pepa, tu cuñada buscando ayuda, tú tumbada con el oxígeno, el tráfico de sal ( casi estupefaciente en la planta que estabas jaja) y la tele estropeada.
En fin, me alegro que estés mejor y que con ese humor que te caracteriza nos hagas pasar un buen rato, además de traernos una mermelada riquísima para endulzarnos el día.
Precisamente esta semana he publicado una mermelada que hubiera venido bien a Pepa, aunque va a ser que ella estará viendo Salvame (como si la viera) y no la verá jaja
Besotes gordos mi niña, feliz semana.
Ya estoy divina, gracias Nuria!
EliminarCómo sabes que Pepa era una fan de Tele 5? Qué descanso cuando se fue, que no volvimos a poner la tele.
He visto tu mermelada, una pinta exquisita, pero no creo que Pepa se dedique a comer nada de eso, ella erre que erre con que no tenía azúcar, jaja.
Muchos besitos y feliz semana para ti también, guapa.
Por tu humor veo que ya estás recuperada y me alegro muchísimo; una entrada muy divertida. Cuídate mucho y sigue deleitándonos con tus recetas y tus historias que se te echaba de menos... Un besito!
ResponderEliminarMontse, que bicho malo nunca muere!
EliminarA ver si me aclaro con los tiempos, y publico más, que cada vez tardo más, y se me ponen añejas las recetas.
Gracias por comentar, besitos.
Si es que es que tu eres muy "salá", hasta en el hospital.
ResponderEliminarEspero que te recuperaras del todo.
Besitos GUAPA, y para tu Manuel también.
Romero, que no te he visto hasta ahora que estoy tratando de organizar el blog un poco!!!
EliminarGracias por comentar y por los besitos para mi Manuel :)
Besos.
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