domingo, 11 de noviembre de 2012

Bollitos de cardamomo, las historias del Duty Free


Los Duty Free Shops o tiendas libres de impuestos, empezaron a funcionar en España con la llegada de la democracia. Votar por primera vez y abrir los Duty Free, fue todo uno. Cuando se inauguró la tienda de Málaga, allí estaba yo y no porque estuviera esperando tras la puerta como en las rebajas de Harrods, ese fue mi primer trabajo.

Éramos treinta y cinco chicas trabajando en tres turnos diarios de mañana, tarde y noche, cinco de ellas supervisoras y el resto repartido entre Perfumería, cajeras y auxiliares. Había dos francesas, dos suecas y una noruega, las demás éramos españolas. También había cinco mozos de almacén cuyo principal interés y cometido era conseguir que las niñas hiciéramos su trabajo, con su jefe de almacén. Y dirigiendo todo, el jefe de tienda, Don Alfredo y su secretario, que debió ser Houdini en una vida anterior, porque se despistaba que daba gusto. Cuando ya pensábamos que había embarcado con destino a Tombuctú, aparecía.





- Pero hombre, ¿dónde estabas, que lleva Don Alfredo preguntando por ti toda la mañana?
- Un momento: que yo no he salido del recinto aeroportuario decía tan tranquilo, como si le pagaran por hacer bulto en el aeropuerto.
- Eso se lo dices a Don Alfredo que está que trina. Y allí que se iba al despacho pasillo adelante, más  contento que unas Pascuas. Don Alfredo cada vez tenía más canas.

Era Don Alfredo un general retirado del Ejército del Aire, que no sabía qué hacer con tanta mujer a sus órdenes, él estaba acostumbrado al recio carácter de los militares, no entendía la sutileza de la personalidad femenina. Se rindió el día que asumió que nunca íbamos a mirar el 'orden del día' que mandaba poner - si lo encontraba - al secretario todas las mañanas en el tablón de anuncios. Es que ninguna habíamos hecho la mili, hay que entenderlo.










Inauguramos la tienda en la Primavera del año 1977. Antes nos habían dado un curso para hacernos con el manejo de los clientes, de las cajas registradoras, y todo lo demás. Estábamos conectados con Madrid por línea telefónica que, en aquel tiempo se desconectaba cada dos por tres, y era cuando al grito de ¡se ha caído la línea! nos quedábamos en una especie de páramo informático y a las supervisoras se les ponía muy mal color.

El primer día llegamos las que estábamos de turno con nuestros flamantes uniformes, de color verde raro. La falda, con un tono tirando al verde-guardia-civil, la blusa de un color chicle-de-menta-masticado-durante-horas y un pañuelo al cuello con una lazada que tenía los dos colores, para que se viera bien la paleta cromática. Los zapatos de tacón negros de salón. Las que sabían idiomas, a perfumería que había que interactuar más con los clientes, extranjeros en su gran mayoría, y el resto a cajera o auxiliar. Yo, como hablo inglés, francés, español y cateto, a perfumería de cabeza, todo el rato de pie con los zapatitos de salón.


Pues ese primer día de trabajo, en plena aglomeración, se cayó la famosa línea, adiós cajas registradoras, se hizo un fundido en negro en todas las pantallas, qué bien. Salió la supervisora de turno con blocs de facturación a mano para todas y una pastilla para los nervios para cada una, eso es ser eficiente y pensar en todo. Yo cogí el bloc pero no quise la pastilla, preferí vivir la emoción del momento con toda intensidad, fue emocionante, un caos total. Los clientes que oían anunciar la salida de su vuelo, salían a toda velocidad dejándolo todo por medio. Tuvimos que manejar quince divisas diferentes, el euro no estaba ni en proyecto, hubo quien cobró hasta en libras de Gibraltar que no estaban admitidas y menos mal que a nadie se lo ocurrió pagar con dinero del Monopoly.

La línea siguió caída el resto del turno de trabajo, acabamos todas con el maquillaje hecho una pena, las blusas fuera de su sitio, los pañuelos de cualquier manera, los tacones torcidos y cuando hicimos el arqueo, ninguna caja cuadró. Fray Leopoldo de Alpandeire nos miraba con una sonrisa socarrona desde una estampita que alguien había colocado en el ordenador principal que conectaba con Madrid. Me dio qué pensar...


Esta receta es de la compañera noruega del Duty Free, o Aldeasa que es la empresa que gestionaba las tiendas libres de impuestos. Ella y yo éramos las aficionadas a la cocina e intercambiamos muchas recetas. Gracias Anne.

Ingredientes.
1 kg de harina de trigo.
1/2 l. de leche.
125 gr de mantequilla.
50 gr de levadura prensada.
Cardamomo molido.
1 cucharada de azúcar.
1 cucharadita de sal.
1 huevo batido para pintar la masa.

Elaboración.
Colocar la harina en un cuenco grande y añadir la mantequilla a cuadritos. Unir con la punta de los dedos.
Añadir el azúcar, la sal y el cardamomo.
Templar la leche y desleír la levadura en un poco. Volcar todo en el cuenco de la harina con la mantequilla. Unir todo hasta conseguir una masa. Hacer una bola y dejar reposar en un sitio templado, tapada con un paño, hasta que doble su tamaño. No suele tardar más de 90 minutos.
Volver a amasar, hacer los bollitos y colocar en la bandeja de hornear. Tapar de nuevo con un paño limpio y esperar 20 minutos para el segundo levado.
Pintarlos con huevo batido y hornear durante 15 min. aproximadamente a 200º.

Nota: la textura de estos bollitos no son como la de los bollos de leche; tampoco es una textura de pan. La masa parece dura al principio, pero al amasar se vuelve suave. No conviene amasar mucho tiempo, sólo el imprescindible para que coja cuerpo.
Se comen templados con mantequilla y mermelada. Con la espera se endurecen.
Se pueden congelar.


10 comentarios:

  1. GUISADORA, la semana pasada hice un cursito de pan y pasta fresca. Todavía no me he metido pero, seguramente, estos sean los primeros que haga.
    ¡Qué ricos!.
    NOTA: habría que verte vestida de chica-free, jejeje, como las del 1-2-3...
    Besitos.

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    1. Posti, ganas tengo de ver tus primeros panes, no les tengas miedo, que es fácil...
      A ver si encuentro unas fotos de cuando fui chica-free, ya verás que pintas jajaja.
      Besitos

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  2. Buenos dias...Recuerdo aquella época de los duty free perfectamente, en aquellos años ya empezada yo a viajar por esos aeropuertos de Dios y curiosamente vendiamos nuestros productos a ése tipo de tiendas a través de un importante cliente nuestro de Andorra....vamos que el mundo es un pañuelo. No sabía yo ésta faceta tuya!!!!! Toda una odisea y una gran experiencia. Por cierto, sigo pensando que los perfumes que se compra en ellos son de mejor calidad!!!!!
    En fin...tener la receta de estos bollitos tan ricos y conocer a tu amiga...va acompañada de una gran aventura profesional. ¡¡¡ qué tiempos aquellos !!!!
    Besitos.

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    1. Pues sí, Toñi, estuve en esos Duty Free de los primeros tiempos, ay qué tiempos...
      Tienes razón, los perfumes de los duty free son mejores, porque los hacen en el mismo 'París de la Francia', la esencia de los que fabrican fuera, no tiene la misma fuerza :(
      Muchos besitos, guapa

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  3. Qué divertido ha sido leerte, que tiempos!!si pudieramos volver a atras con lo que sabemos ahora!! Los bollitos de lujo! Besitos

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    1. Helena, ese es el inconveniente, que no podemos volver atrás... Pero fueron tiempos divertidos :)
      Gracias por comentar, besitos.

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  4. Como siempre leerte es un placer, recuerdo bien esas tiendas y casi te veo con tu uniforme todo planchadito y repeinada, pero con una gran sonrisa, los bollitos aunque no sea la opinión de una experta están perfecto, y seguro que bien bueno.

    Besitosss

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    1. Reme, me halaga tu comentario, tú que eres una experta cocinera, bloguera y de tó!!
      Besitos

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  5. Te salen las anécdotas por los codos, Mari Cruz!!!! Y lo mejor es el rato que pasamos leyéndote. Lo guapa que tenías que estar tú de uniforme del duty free, aunque después de la movida de la inauguración, no sé dónde acabarían vuestros moños jejeje.

    La receta de las bollitos me parece fantástica, para merendar deben ser ideales.

    Tengo una pregunta ¿Qué cantidad de cardamomo le pones más o menos? Por que es una especia que si te pasas puedes desgraciar la receta...

    Un beso

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    1. Laurita, para esta cantidad, le suelo poner una cucharadita de te de cardamomo, es verdad que 'tiene personalidad' por así decirlo.
      Y más, la que yo uso, que la compro en semilla y la muelo en casa jeje.
      Gracias, que tu opinión me interesa, para mí eres la maestra de los panes, ya lo sabes tú, guapísima!
      Bss

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