viernes, 23 de noviembre de 2012

Pastel de chocolate, el turno de tarde y el ascensor


Originalmente, el Duty Free Shop estaba en Salidas Internacionales, que después se llamó la T1 del aeropuerto de Málaga, y en temporada alta - desde abril a octubre - se quedaba ya pequeña. Los fines de semana, se amontonaba media Humanidad en los puestos de control que teníamos que pasar para llegar al trabajo, la tienda estaba en el piso superior. Ya no funciona, para eso han hecho las T2 y T3 donde más te vale haberte entrenado como si fueras a hacer el camino de Santiago, hay que andar muchísimo hasta llegar a la puerta de embarque.

Había un ascensor en una esquina, y era el que cogíamos a menudo cuando no había forma de atravesar la riada de gente que deambulaba por allí. Un domingo, en plena temporada alta íbamos la supervisora y tres más del turno de tarde, yo llevaba este pastel de chocolate, no sé si celebrábamos algo, o por endulzarnos el trabajo. El caso es que estábamos esperando el ascensor, cuando se arremolinó un grupo de turistas detrás de nosotras. Nos miramos un poco inquietas. Llegó el ascensor, se abrieron las puertas, entramos y los de atrás empujaron como en el metro de Tokio.



- Nonono... just one of you...or two...  there isn't enough room... - Ni caso, entró un pelotón de gente, nos vimos aplastadas por la avalancha, se cerró la puerta y alguien pulsó el botón. El ascensor empezó a subir y a los tres segundos hizo plop, después hizo plop-plop, y se paró.

- Arrgggg, arrgggg, lo sabía, ¡yo lo sabía! - gritó con desesperación una de las niñas -, esta gente, ¿por qué no va por las escaleras? Es que no hacen caso de nadie, ahora nos vamos a quedar aquí sin aire, no puedo respirar, ay por Dios, que me ahogo...

Ahí fue cuando nos enteramos de que la chiquilla tenía claustrofobia. Se hizo un silencio espeso, los invasores se quedaron como los guerreros de terracota de Shi Huang, nosotras nos volvimos a mirar pero esta vez con sorpresa y la supervisora para calmarse los nervios, encendió un cigarrillo Condal superlargo.










- ¡Apaga eso ahora mismo!, ¿cómo se te ocurre, sin aire que estamos? ¡Qué poca consideración, Isabel! -, gritó hecha una energúmena, al tiempo que alzaba el brazo por encima de unas cuantas terracotas y le daba un palmetazo al cigarrillo que salió volando. Si alguien se quemó, no tuvo valor para protestar. Llamamos al timbre de emergencia que hizo un triiiing flojito, flojito y sólo sirvió de señal para que todo el mundo se pusiera a gritar.

- ¡Oigan, oigan, que estamos aquí, el ascensor se ha parado, alguien que venga! Con la escandalera de gente que había abajo, tardaron en oírnos.
- ¿Qué pasa ahí?-, se oyó abajo. Explicamos a gritos lo que pasaba, a ver si se iban a creer que habíamos montado un tablao flamenco porque no teníamos otra cosa que hacer.
- Las niñas libres de impuestos, que se han quedado encerradas en el ascensor-, dijo quien fuera.
- Tranquilas, que vamos a avisar a los de mantenimiento-. A las dos y media de la tarde de un domingo, seguro que estaban comiendo con los walkie-talkie apagados, como si lo viera.



Nos rescataron a los veinte minutos, hasta la compañera claustrofóbica se cansó de hiperventilar e incluso confraternizamos con los culpables que resultaron ser de la Britsh Airways, que volvían al Reino Unido encantados con el sol, el gazpacho, la paella y las juergas nocturnas. Dijeron que si perdían el vuelo de regreso, tampoco les importaba mucho. Ya podían haberse escondido en los lavabos en vez de invadir el ascensor con unas pobres trabajadoras dentro.

Los de mantenimiento no salían de su asombro al ver tanta gente salir de aquel ascensor. Nos echaron la bronca. Salimos pitando escaleras arriba que las del turno de mañana tenían que estar más o menos cabreadas por el retraso, y todavía sigo sin recordar en qué momento perdí de vista el pastel del que nunca más supimos. Lo mismo acabó en Gatwick, vete tú a saber.











Ingredientes.

250 gr de chocolate negro. He usado 1 tableta de Nestlé postres.
6 huevos.
12 cucharadas soperas de azúcar.
1 vasito de brandy, o cualquier otro licor.
2 cucharadas soperas de harina de repostería.

Elaboración.
Fundir el chocolate al baño maría, procurando que no hierva. Reservar al calor.
Separar las claras de las yemas. Añadir a las yemas el azúcar y batir bien hasta que blanqueen y estén ligeramente espumosas.
Unir el chocolate fundido a la preparación de las yemas, trabajando bien. Añadir el brandy y a continuación, las dos cucharadas de harina.
Montar las claras a punto de nieve firme y unirlas al compuesto de las yemas y el chocolate con movimientos suaves y envolventes para que no se bajen.
Colocar en el molde encamisado y entrar al horno precalentado a 180º, durante 30 minutos aproximadamente.
Desmoldar tibio. Yo le doy la vuelta porque tiene mejor vista.
Servir tal cual, o con una cobertura de chocolate.






8 comentarios:

  1. ¡¡¡Me hacia falta reirme un rato !!!!! Lo siento por tu experiencia, por la encerrona y la pérdida del pastel....si es que eres Jaimita......pero me has hecho pasar un buen ratito leyendote....
    El pastel magnifico...si tuvieras cerca a mi chocolatera (mi futuro proyecto de psicóloga) no lo verías y te aseguro que no se lo llevaría a Inglaterra precisamente.....
    Muchos besitos y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  2. Con razon esta pinta buenisima, es que tiene los ingredientes perfectos para mi. Seguro que para esta delicia, dejaba algo en el bowl, para rebañarlo como cuando era pequeña. Que rico!! Me encantan tus relatos Maricruz! Un beso y buen finde

    ResponderEliminar
  3. Bossie, I do not understand what problem have you got with the Britts... hahahaha they are always chasing! hahahahahahaha

    ResponderEliminar
  4. Qué ratico tan bueno he pasado leyéndote, no estaba la cosa como para acordarte del pastel pero lo podias haber repartido para alegrar el momento je, je. Tiene que estar buenísimo!!

    ResponderEliminar
  5. jejeje que listo estos ingleses, seguro que olieron el pastel de chocolate, y se lanzaron a por él.

    Yo tengo uno muy parecido a este, así que no me imagino, sé lo buenisimo que está.

    Besitosss

    ResponderEliminar
  6. A mi los ascensores no me gustan, pero la historia tiene gracia. El pastel de chocolate te ha quedado muy bueno.Acabo de conocer tu blog y me gusta, con tu permiso me quedo como seguidora y te invito a visitar mi blog.
    Besos
    Cocinando con Montse

    ResponderEliminar
  7. Si es que estos hijos de..... la Gran Bretaña....
    jejeje.
    A ver si mandas un trovito de tartita REINA.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso está hecho, guapo! En cuanto salga el primer vuelo de la British, les digo que hagan escala en Madrid y te lo dejen en la T4 :P
      Besitos, rey moro.

      Eliminar