Cuando España era la Reserva Espiritual de Occidente, formábamos una Unidad de Destino en lo Universal, caminábamos por Rutas Imperiales y éramos más papistas que el Papa, la Cuaresma era una cosa muy seria.
Tanto, que los Carnavales previos a los cuarenta días de ayunos y abstinencias, estaban prohibidos. Digo yo que sería por aquéllo de los tres enemigos del alma: Mundo, Demonio y Carne, que yo creía que se refería a la carne que se prohibía comer en Cuaresma, hasta que me explicaron que era lo de los apetitos carnales, que era pecaminoso.
El Miércoles de Ceniza, había que ir a la iglesia para que te impusieran la ceniza, haciendo una cruz en la frente, y de paso te recordaban que eras pecadora, que tenías que arrepentirte y convertirte (una vez más) y que del polvo vienes y al polvo volverás. Así que se te quitaban las ganas de divertirte, que era de lo que se trataba. Ese día, era de ayuno, o sea comer poco, y abstinencia, es decir, no comer carne.
Durante toda la Cuaresma, los viernes eran días de abstinencia, excepto si habías pagado una Bula Pontificia. Pasando por caja, todo arreglado. Pero éramos la Reserva Espiritual, no la Reserva Monetaria, de modo que todo el mundo, más o menos, se dedicaba a no comer carne y fue así como el bacalao se convirtió en el rey de la Cuaresma.
El Viernes Santo, en la mayoría de las casas españolas, se comía el Potaje de Vigilia, en todas sus variantes. Era como algo que ya llevábamos en el ADN colectivo. Un año, estábamos sentados todos a la mesa para comer. Trajeron el primer plato que era el potaje de vigilia. Luego trajeron unos soldaditos de Pavía de bacalao. Empezamos a mirarnos unos a otros... Después aparecieron unos buñuelos de bacalao. Ahí, ya se oyeron algunas risas y no pocas protestas. Mi madre nos miró a los ocho hermanos, de reojo a mi padre y soltó Ay, es que compré demasiado bacalao y como ya estaba remojado, pues no lo iba a tirar... Estuvimos bebiendo agua como desesperados hasta el Domingo de Resurrección.
Conchi era pequeña y lo recuerda, pero a su manera: creyó que eso era lo que había que hacer y luego, ya mayor y viviendo en Estados Unidos, le decía a todo el mundo Pues en mi país, es tradición poner un menú todo a base de bacalao un día de la Semana Santa. Y la gente, Ah ¿sí? Más de una tradición habrá empezado por cosas como ésta.
Pues cuando yo era pequeña, estabas por allí tan contenta, te ponías a cantar el Viernes Santo y siempre había alguna muchacha que te mandaba callar Shhhh, ¡que el Señor está muerto! o ponías la radio y había lo que se llamaba Música Sacra, muy bonita pero que terminabas con una depresión espantosa. La tele, no empezaba hasta media tarde o así y tampoco era de grandes alegrías, te tragabas Los Oficios enteritos. Eran los tres días más largos del año.
Y ya no cuento más, que me estoy pareciendo a la Abuelita Cebolleta con mis recuerdos de la niñez.
Ingredientes.
250gr de callos de bacalao. (*)
300 gr de garbanzos remojados de víspera.
1 pimiento verde.
2 tomates rojos.
1 cebolla.
1 cabeza de ajos asada.
250 gr de hojas de espinacas.
1 hoja de laurel.
1 puñadito de almendras.
4 rebanadas de pan.
1 cucharada de pimentón dulce.
2 huevos cocidos.
Aceite de oliva.
Agua.
Sal.
Elaboración.
Remojar los callos de bacalao 24 horas antes, no necesitan más tiempo, cambiando el agua dos o tres veces.
En una olla amplia, colocar todos los ingredientes, excepto los callos, las espinacas, las almendras y las rebanadas de pan. Cubrir con agua suficiente y un chorro de aceite de oliva, y llevar a ebullición.
Dejar hacer a fuego lento, hasta que los garbanzos estén tiernos.
Apartar el pimiento, los tomates y la cebolla y triturar. Devolver al guiso.
Freír las almendras y en el mismo aceite, el pan. Triturar y añadir a la olla.
Poner ahora las espinacas lavadas, y cuando estén tiernas, los callos cortados a tiras.
Aunque tengan un aspecto correoso, enseguida se pondrán gelatinosos y blandos, entre 15 y 30 minutos. Probar y salar.
Cuando esto ocurra, echar los huevos cocidos troceados groseramente.
Servir muy caliente.
(*) Los callos de bacalao son la vejiga natatoria. Los descubrí gracias a mi amigo Posti, que tiene un blog estupendo y de alto nivel. Es este Visitadlo, que os va a gustar.
Es tan encantador, que cuando le comenté que en Málaga no había visto los callos de bacalao, quiso enviarme unos cuantos con un amigo que venía. Te digo, Posti, que los he encontrado en una tienda de ultramarinos especializada en bacalao. No he caído en preguntar ahí hasta hace unos días, qué desastre de mujer... De todos modos, te agradezco el detalle como si hubieras venido en persona a traerme los callos. Espero que un día vengas con tus chicas, sin callos ni nada, que aquí tenemos de tó, como me dijo el de la tienda cuando pregunté por los callos.
Hace unos dias yo le comentaba a mi marido que me tenían "traumatizada" los miercoles de ceniza...el "cenizo" que metían....yo creía ciegamente que me ponían ceniza de las cajas de los muertos....sí, como lo cuento....
ResponderEliminarCon mis pocos añitos, estaba tan convencida de ello.
Riquisimo potaje, muy malagueño y muy bien hecho..
Yo personalmente lo como todo el año....
No me gusta que me digan cuando y por qué comer algo...ni tan siquiera por costumbre.
Y como tu bien indicas hay tiendas especializadas sobre todo en el centro.....
Besitos
Yo siempre me quería quitar la ceniza, y me decían: "nono, no la toques", vaya agobio, que me pasaba todo el día apartando el flequillo jajajaja.
EliminarAhora, que lo tuyo era peor, lo de las cajas de los muertos... qué mal rollo.
Muchos besitos, guapa.
Exquisito como de costumbre Maricruz, como de costumbre en TI y como de costumbre en Semana Santa, como ya te dije antes en mi casa el bacalao lo compraba mi madre entero creo, que pecha de bacalao, mas o menos como la tuya: en potaje, buñuelos,tortillitas, revueltos, lo que nunca consiguio mi madre fue desalarlo tanto como para hacer un postre, pero creo que lo intentó jajaja y recuerdo que en mi casa se hacia tb la vigilia el jueves santo, ese dia comiamos fideos con almejas, y como no de 2º bacalao, pero en croquetas, mi madre siempre fué de costumbre el dia que hacia lentejas detras huevos rellenos, cuando hacia tortilla ese dia todo fritura, pimientos, boquerones y empanadillas de atun y croquetas, un surtidito vamos, jajaja. Que tiempos aquellos, un beso guapa.
ResponderEliminarGracias, guapo!
EliminarEn casa también había menús fijos: los jueves, cocido; los sábados, almejas salteadas y filetes empanados con ensalada. Y los domingos, paella y ensalada de domingo, que subiré un día de estos.
Tú lo has dicho, qué tiempos aquellos :)
Besitos
¡Ole, ole y ole!.
ResponderEliminarPedazo de receta de Vigilia, GUISADORA. Con estos manjares te vas a convertir en PECADORA.
Muchas gracias por tu mención. Me alegro que te guste mi blog. Me conformo con que la mitad que a mi el tuyo.
Como siempre las hisotorias... para no dormir (lo digo por lo de levantarse a berber agua, jajaja).
Besos de parte de tu Posti.
;-)
Posti, ya soy PECADORA de toda la vida, y a mucha honra, que los pecadores somos más divertidos jaja.
EliminarY sabes que soy tu más fiel seguidora-pirata, que con capitanes como tú, llegamos a buenos puertos con buenas viandas y mejores caldos.
Besitos de tu grumete :)
Guisadora me siento identificada con muchas de esas tradiciones, y te diré que aquí se sigue con la tradición de la "vigilia" de los viernes, en casa de mi madre el viernes santo se comen albóndigas de pescado en sopa y al contrario que a ti siempre me han parecido lis días más cortos del año porque tenemos mucho ambienteesos días y las mejores procesiones de toda la semana. Mi madre hoy a guisado un potaje como el tuyo.
ResponderEliminarBesitos!
Chari, si el viernes santo coméis esas albóndigas, me apunto a vuestras vigilias!!!
EliminarMujer, a mí me parecían los días más largos, de pequeña, con tanto aburrimiento y tanta historia. Las noches, ya eran otra cosa, que de procesiones también vamos bien servidos :)
Me da a mí que tu madre es una buena guisadora, ¿a que sí?
Muchos besitos, guapa.