domingo, 13 de mayo de 2012

Ensalada de lombarda, el mes de las flores y las Primeras Comuniones


Qué bonito es el mes de mayo, florido y hermoso como dice el refrán. Y además de eso, el mes de María cuando yo era niña. Porque yo he sido niña, palabrita de honor, no he tenido siempre esta edad.  Es más, yo nací de recién nacida, es decir, con cero días y tres kilos escasos de peso, que se dice pronto.

Pues cuando yo era niña, nada más empezar el mes de mayo, teníamos que llevar al colegio flores para la Virgen María porque para eso era su mes. Y cantábamos aquéllo de Veniiid y vaaaamos toooo-dos, con floooo-res a porfíiii-a, con floooores aa Maríiiii-a, que maaaadre nueeeestra es. Y aquí empezaban los problemas, porque ¿quién era porfía? Yo lo pregunté una vez, y me mandaron directamente al diccionario.

También era el mes de las Primeras Comuniones que, en mi época eran preconciliares, el Vaticano II vino después. Hacíamos la Primera Comunión a los siete años y no nos daban catequesis, eso que nos ahorrábamos, pero en cambio teníamos que aprendernos entero el Catecismo de El Padre Ripalda, un libro larguísimo a base de preguntas y respuestas, como el Trivial pero sin quesito.

El día de la Primera Comunión, era el importante. Recién confesada del día anterior, procurabas portarte extrañamente bien por aquéllo de no pecar, por lo menos hasta después de ese día, que no era plan de buscar un confesor de urgencia de madrugada. Te levantaban tempranito, te daban un vaso de agua todo lo más porque había que guardar el ayuno desde la noche antes para estar limpia de alma y cuerpo. Menos mal que todavía no se había inventado la limpieza de colon, que si no...

A las niñas de los años 60 nos vestían de Sissi Emperatriz, aunque a mis hermanas y a mí nos vistieron al estilo de Eugenia de Montijo, llevábamos mantilla. Esta soy yo, el día de autos.


No nos faltaba un perejil: guantes de encaje, misal con tapas de nácar, rosario de nácar y eso que se ve  colgando de la cintura que parece un envase de Häagen Dazs pero de tul y encaje, era la limosnera, donde te metían dinerillo como regalo.

Era todo un ceremonial, que llevábamos angelitos y todo de acompañantes, yo fui angelito en la comunión de una hermana mía mayor que yo, me pusieron una túnica de raso de color celeste, con una coronita de flores y tuve que pasarme toda la misa con las manitas juntas que parecía que me las habían pegado con pegamento Imedio, el Superglú no existía.

También yo llevé un angelito, que era una niña tres o cuatro años más pequeña, se llamaba Antoñita pero ni parecía angelito ni nada, era morena y en aquel tiempo los angelitos se estilaban rubios por mucho que Antonio Machín pidiera al pintor-que-pintas-con-amor que pintara angelitos negros que también los quería Dios. Encima, la habían peinado con unas trenzas gordísimas y era pava, pava. Me pasé todo el camino al altar diciéndole niña... niña... anda un poquito más... Esa niña se movía a pasitos muy cortos, llegamos todas amontonadas detrás de ella, como en los atascos de tráfico.

La misa era entera en latín, llegaba el cura que ni nos miraba, y decía Introibo ad altarem Dei, que en traducción libre era algo así como vamos a empezar, que nos pilla el toro. Estaba todo el rato vuelto de espaldas, nos aburríamos de verle la tonsura o coronilla todo el tiempo; sólo se volvía para mandarnos rezar Orate frates, para saludarnos de vez en cuando con un Dominus vobiscum, y cuando acababa, Ite missa est, o dicho de otra forma eso ha sido todo, que era lo que más nos gustaba.

No nos dábamos la paz, lo de los besuqueos en la iglesia no estaba bien visto, formalidad era lo que había. En cambio, renunciábamos a Satanás, a sus pompas y a sus obras y prometíamos seguir a Jesucristo hasta la muerte. Lo de las pompas, otra indefinición que asociaba yo a las pompas de jabón, con lo que me gustaban, pero las de Satanás debían ser dañinas o algo así.

El momento de la Comunión era el más solemne de todos. Nada de estar de pie, tomar la ostia con las manos y masticarla, qué son esas confianzas. De rodillas en el reclinatorio, había que abrir bien la boca, sacar la lengua lo más que podías, el cura depositaba la Sagrada Forma en la lengua, entonces tú metías la lengua otra vez dentro de la boca, pero no se podía masticar, de modo que se pegaba al paladar superior y tenías que liarte a darle lengüetazos con la boca cerrada para despegarla, se nos ponía unas caras muy raras. Lo de comulgar entonces, era de lo menos decoroso, con tanto visaje desenfrenado.

Y para terminar tan glorioso momento, tuve que recitar en el altar una interminable poesía a Cristo Crucificado, que no sé yo de quién fue la idea porque éramos seis o siete comulgantes y me tuvo que tocar a mí. Me la aprendí de cabo a rabo, y ahí comencé a sospechar que mi destino era salir de artista invitada en todos los actos religiosos o laicos, siempre me pasa lo mismo, es que no aprendo.



Ingredientes.
1 col lombarda de tamaño medio.
3 manzanas, he usado bella doncella para darle un toque dulce.
Bacon ahumado en lonchas.
Nueces crudas peladas.
Aceite de oliva.
Vinagre de frambuesa.
Sal.

Elaboración.
Lavar la lombarda y trocearla en juliana fina. En la mandolina se hace rápido y cómodo, pero si no tenéis, a cuchillo como toda la vida.
Cocer la lombarda en agua hasta que esté tierna pero entera.
En una sartén dorar las lonchas de bacon hasta que estén crujientes. Reservar.
En la grasa que han soltado, cocer las manzanas troceadas hasta que estén tiernas, cuidando de que no se reblandezcan demasiado.
Añadir entonces la lombarda, salar y rociar con vinagre de frambuesa.
Colocar en la fuente de servir.

Nota. Si la vamos a comer caliente, añadir ahora el bacon troceado y las nueces. Si la queremos tomar fría, esperar al momento de servir y añadirlos entonces.







13 comentarios:

  1. También tengo yo buenos recuerdos de mi Primera Comunión, de marinerito raso (bien guapo que iba, decían todos), pero no tanto lío como en la tuya (jejeje).
    De lo que más me acuerdo del combite (cómo me puse de Mirinda...)
    Por cierto, la lombarda, muy rica.
    AMÉN.

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    1. Posti... Tú, como ya eras post-conciliar, lo de Almirante de la Mar Océana, ya no se llevaba, pero de marinerito raso, seguro que ibas guapísimo! ¿Qué habrá sido de la Mirinda?
      Besitos :)

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  2. Yummy, Bossie! I like the britt touch of bacon!

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    1. Pepe, I'm glad you like it! As soon as possible, I'll bake some oat scones four you :)
      kss, guapooo!

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  3. ¡¡ Voy a tener que ir a tu consulta !! Estoy sola en la oficina, riendome a carcajadas limpias, como entre alguien, te digo la verdad, pensará que estoy loca "perdía".....
    ¡¡ Graciosa a más no poder, así eres tu !! Y leyendote, al igual que cuando he hablado contigo, me haces volver a la niñez...porque al igual que tu, a pesar de los años, seguimos siendo niñas....
    Me has hecho revivir ésa época; seis años recién cumplidos y lo que mejor recuerdo es el catecismo completito de cabo a rabo...y agacharme y dar con las manos en el "can-cán" para que estuviese pomposo....
    También cantaba el "venid y vamos todos...." con el ramo de flores blancas llenas de llamanovios en la mano..en fila hacia la iglesia....
    Me encanta leerte, escucharte.....
    Un fuerte abrazo.
    Anda....se me olvidaba, la ensalada riquisima....sana, llena de color y alegría.

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    1. Jajajaja! No me digas, Toñi, que no fue una época divina!!
      Y lo de venir a mi consulta... sólo para enseñar a mis pacientes cómo eres de única, divertida y buena persona.
      Besitos

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  4. Muy divertido, como siempre, yo también recuerdo mi Primera comunión como un día genial. Mi madre, modista para más señas, me hizo un vestido....además la ilusión de la mujer, con decirte que nos vinimos de Galicia un poco antes para no hacerla allí, porque todas las niñas las hacían de monjas (lo de ser rojos perdíos lo llevamos en la sangre), y, como te ocurrió a ti, me tocó leer en el altar, no solo porque leyese muy bien(listilla que fue siempre una), sino que, como fueron 5 años en Galicia y a una se le pegan todos los acentos, pues hablaba con todas las "s" habidas y por haber, y ya sabes cómo nos refulge hablar con las eses...Y después lo celebramos en el café Duque toda la familia, recuerdo una foto que nos hicimos en la fuente del parquecito al lado de la finiquitada casa de la cultura, con todos mis primos, mi madre y mis tias, y como resulta que hacía unos meses que había fallecido mi querido tío Lázaro, hermano de mi madre, pues claro está, todas las mujeres vestían de negro, y en la foto a mi alrededor, virgenn, parecía que me iban a comer todos los grajos.....por lo demás genial.
    A propósito, después de este rollo que te solté, te digo que la lombarda me encanta, pero me produce unos gases terribles...lástima!!!

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    1. Siento lo de los gases de la lombarda, eso sí que es un problema!
      Yo creo que los recuerdos de la primera comunión no se olvidan nunca, y unos por unas cosas y otros por otras, nos hacen sonreír o reír, eran otros tiempos.
      Besitos y gracias

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  5. Me encanta tu ensalada, que debe ser deliciosa con esos sabores tan bien combinados¡¡¡ Pero lo que me vuelve loca es tu traje de primera comunión, pareces una reina y menuda envidia te tendrían todas las niñas, yo la primera¡¡¡

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    1. Luz, ese fue el traje que nos pusimos todas las hermanas, menos la pequeña que la vistieron con un hábito blanco como de novicia, como ya pilló la época post-conciliar, de ir con perifollos, nada de nada.
      Besitos, guapa

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  6. Una ensalada que tiene que estar estupenda y una entrada muy entretenida con las anéctodas y las costumbres de aquellos años.

    Un abrazo.

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    1. Gracias por tu visita, ya tienes una seguidora más, acabo de entrar en tu blog y me ha gustado :)
      Besos

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  7. Ojú, ojú que pechá de reír. Pues estabas guapísima de comunión y lo sigues siendo con esos ojazos que tienes. Yo no me acuerdo de tantas cosas como tu, lo que sí es, que llegué la última y al entrar en la iglesia todos se volvieron para ver a la más rezagada, después de esto, mi recuerdo va hacía el desayuno que estaba enmallá y me zampé unos churros con chocolate que no veas como estaban y, después, la procesión de casa en casa para que me vieran las vecinas, les daba una estampa y a cambio, me daban unos besos y el dinerillo que iba a la limosnera. Jajaja.. cuando descubrí esto, me fui por mi cuenta a pegar en todas las casas que me pillaban en el camino jijiji... me daban muchas perras chicas pero yo loquita.
    Me encanta esta receta de lombarda pero me gusta más sin cocerla, como las lechugas.
    Muuuuak

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