lunes, 4 de junio de 2012

Zarzuela de mariscos, el Mediterráneo y el ojo de Horus


Yo tengo un amigo, hermano de Mediterráneo porque los que vivimos en las costas del Mare Nostrum, somos así: hermanos y amigos. Se llama José Soler, es médico analista, culto, divertido y tiene una web que es una maravilla Aquí.  Estoy en deuda con él, me dedicó una entrada y yo - Noblesse oblige - le dedico ésta porque se lo merece, y porque tengo mucho gusto y fina voluntad en hacerlo.

En el Mediterráneo, que literalmente significa  Mar rodeado de tierra, es donde se fraguó todo lo que conocemos como civilización occidental. A los fenicios, los griegos los llamaron phoinix, o sea Púrpura - la manía de poner motes al personal - porque elaboraban el tinte púrpura  a partir de los Murex brandaris, las cañaíllas que comemos por aquí y que tanto nos gustan. Los fenicios eran cananeos, de Canaán la tierra que Yahvéh prometió a Abraham y con esta excusa, los invadieron por la cara y pagaron ellos las promesas divinas. Ya podía haberle prometido salud, dinero y amor, que es lo que quiere todo el mundo y dejar que importunar a los fenicios que no tenían la culpa de nada, que siempre pasa lo mismo.

Los Fenicios fueron los primeros viajantes de comercio o agentes comerciales que  se llaman ahora. Y de paso, también fueron las primeras compañías mineras, llegando hasta Río Tinto en Huelva, donde extraían plata que entonces había por allí. Iban de acá para allá comerciando y vendiendo cada fraude que ríete tú de las falsificaciones de los chinos, porque hasta vendían productos egipcios con jeroglíficos falsos al resto de los mediterráneos, listos que eran. No es de extrañar que más tarde, en los s. III - II a.C. los romanos se liaran a guerra limpia con ellos, por mor de los dineros, que es por eso que se montan las guerras de toda la vida.


Son fundaciones fenicias en España, Gadir (Cádiz), Abdera (Adra) y Malaka (Málaga), con razón a los malagueños nos gustan tanto las cañaíllas, lo llevamos en la sangre o ADN, que queda mucho más fino. De aquel tiempo son los ojos que todavía se ven pintados en las bandas de proa de las barcas malagueñas, las jábegas los llevan. Dicen  que son el ojo de Horus de los egipcios, un amuleto que protege a los navegantes y que los fenicios también copiaron y más tarde los griegos hicieron una adaptación: los Ophtalmoi que ya suena más a médico especialista.



La historia de Horus es otro relío de familia, como todos los mitos. Osiris era un dios, y su esposa  Isis era una diosa.  Osiris reinaba en el Egipto Antiguo y era bueno para reventar, y todo iba de maravilla. Un día tuvo que ir de viaje y dejó al cargo del reino a su esposa Isis, que también era muy buena. Y aquí aparece el villano de la historia: Seth, que era un envidioso y se ofendió porque su hermano no lo dejó a él como gobernador, así que lo mató a la vuelta, lo metió en un cofre y lo tiró al Nilo. Isis buscó a su marido y lo encontró pero Seth, como la envidia no descansa, robó el cadáver y lo partió en catorce pedazos, más que nada,  para seguir molestando a su hermano y a su cuñada. Pues Isis, fue rebuscando los trozos, encontró todos menos el pene, vaya faena, pero le dio lo mismo, porque le insufló vida de todas maneras y tuvieron relaciones póstumas, lo que ya es el remate de los tomates. Según Plutarco que lo cuenta así, dice que se impregnó de él. Una fecundación osmótica en toda regla, como eran dioses, se lo podían permitir.

Total, que nació Horus y como buen hijo, quiso vengar a su padre, retó a su tío Seth, el de la envidia y de resultas de la bronca, perdió el ojo izquierdo, y de ahí viene la explicación de cuando todo empieza a salir mal que decimos: parece que me ha mirado un tuerto. El ojo se lo reconstruyó al final Thot, el dios tres veces sanador, el Hermes trimegisto griego, primer neurocirujano plástico de la historia. Desde entonces, el ojo de Horus era capaz de ver toda la maldad y proteger a los que lleven su amuleto, un ojo azul que todavía lleva mucha gente para conjurar el mal de ojo, la pobreza, la enfermedad... todo eso. Yo tenía uno que me trajo de regalo una amiga que viajó a Egipto, pero lo perdí y últimamente no veo bien de cerca, no sé yo...



Después vinieron los griegos, los romanos, los godos, los árabes y los turistas que son los nuevos invasores. Pero lo que más nos une en este Mare Nostrum, son las hogueras de San Juan, fiesta antigua para celebrar el solsticio de verano. En la noche del 23 al 24 de junio, todas las playas se encienden de hogueras,  se hacen conjuros, se salta el fuego y la gente se baña en el mar entrando de espaldas. En Málaga quemamos los Júas y en Alicante - de donde es José - es fiesta grande. Cada noche de San Juan tomo conciencia de mi esencia mediterránea y este año con más razón, tengo un amigo en Levante.


Ingredientes. Para ocho personas.
2 kg de pescado blanco: rape, cabracho, gallineta, etc.
1 kg de calamares.
1 kg de almejas.
1 kg de gambas.
1 kg de cigalas.
2 kg de mejillones.
1 bogavante (opcional)
1 langosta (si se puede, y entonces ya es ópera de mariscos)
Salsa de tomate.
4 ó 5 dientes de ajo.
50 gr de almendras crudas peladas.
Azafrán (no colorante).
Aceite.
Sal.

Elaboración.
Limpiar y trocear los calamares en anillas.
Limpiar el pescado, trocearlo, pasarlo someramente por harina y freírlo. Reservar.
En el mismo aceite, hacer la salsa de tomate con cebolla, ajos y tomate triturado o tomate rallado.
Limpiar y cocer los mejillones al vapor, quitar una de las valvas y reservar. Colar el caldo que hayan soltado y añadir a la salsa de tomate. Tostar el azafrán y añadirlo también al tomate. Yo uso azafrán molido, que es muy cómodo.
Majar en el mortero las almendras y 2 ó 3 dientes de ajo y añadir la picada también al tomate.
En una paella o en una cazuela de barro el pescado frito, los calamares y el marisco crudo. Bañar con la salsa de tomate. Calentar a fuego medio.
En este momento, trocear el bogavante.
Cuando el marisco empiece a tomar color, añadir el bogavante troceado, a los pocos minutos las almejas y en cuanto se abran, apartar y servir.














15 comentarios:

  1. Te adoro Maricruz!!!! nadie escribe así de lindo como tu. La receta un lujo, que plato tan exquisito, me gustaría vivir por aquella zona, y disfrutar de todo esos frutos de mar y de la tierra tan pródiga donde estas. Un besote!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Mabel, tú sí que eres linda, aparte de una cocinera como la copa de un pino, creativa, trabajadora, con empuje y todo lo que se pueda pedir!!!
      Puedes disfrutar de Málaga cuando quieras, tienes casa aquí, guapa :)
      Besitos

      Eliminar
  2. Después de leerte, que sabes que me encanta, me reafirmo: yo tengo que tener un "batuburrillo" en el ADN de escándalo.....llego a la conclusión que de todos los que pasaron por éstas tierras, por nuestra Málaga de los amores, tengo un algo...
    Me identifico con todos, pienso que soy el "restillo" de todos nuestros ancestros, sobre todo marineros....así me gusta tanto el marisco, así admiro ésta maravillosa zarzuela que has preparado, riquisima......
    El ojo de Horus en la barca de mi abuelo, aún se puede apreciar en el Museo Maritimo de Barcelona (todo un orgullo para mi).
    Me encantan las recetas con historias, sobre todo si son nuestras historias, la historia de todos los malagueños.....
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Toñi, tú tienes el ADN más malagueño y con más arte que he visto yo!!!
      Y además, revuelto con la sal de la mar, tu abuelo estaría orgulloso de tu saber y buen hacer en esto de cocinar no sólo recetas malagueñas, sino de todos sitios, eres cosmopolita como esta Málaga que nos vio nacer.
      Besitos, guapa

      Eliminar
  3. A ver, Maricruz, solo te voy a decir una cosa:

    Quizá porque mi niñez
    sigue jugando en tu playa,
    y escondido tras las cañas
    duerme mi primer amor,
    llevo tu luz y tu olor
    por donde quiera que vaya,
    y amontonado en tu arena
    guardo amor, juegos y penas.

    Yo,
    que en la piel tengo el sabor
    amargo del llanto eterno,
    que han vertido en ti cien pueblos
    de Algeciras a Estambul,
    para que pintes de azul
    sus largas noches de invierno.

    A fuerza de desventuras,
    tu alma es profunda y oscura.

    A tus atardeceres rojos
    se acostumbraron mis ojos
    como el recodo al camino...

    Soy cantor, soy embustero,
    me gusta el juego y el vino,
    Tengo alma de marinero...

    ¿Qué le voy a hacer, si yo
    nací en el Mediterráneo?

    Y te acercas, y te vas
    después de besar mi aldea.
    Jugando con la marea
    te vas, pensando en volver.
    Eres como una mujer
    perfumadita de brea
    que se añora y que se quiere
    que se conoce y se teme.

    Ay...
    si un día para mi mal
    viene a buscarme la parca.
    Empujad al mar mi barca
    con un levante otoñal
    y dejad que el temporal
    desguace sus alas blancas.

    Y a mí enterradme sin duelo
    entre la playa y el cielo...

    En la ladera de un monte,
    más alto que el horizonte.
    Quiero tener buena vista.

    Mi cuerpo será camino,
    le daré verde a los pinos
    y amarillo a la genista...

    Cerca del mar. Porque yo
    nací en el Mediterráneo...

    Yo no nací en el Mediterráneo, pero, ay, cuanto me hubiera gustado, aún recuerdo el olor al mar, mi primera vez, el mar Mediterráneo.

    :-)

    Gracias GUAPA.

    ResponderEliminar
  4. Ay, me acabo de dar cuenta que igual es un poco larga la entrada anterior, ya lo siento.
    :-(

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Posti, tu entrada anterior es PERFECTA! Ese tema de Serrat acompañó mi primera juventud, todavía cuando lo oigo, me pinta una sonrisa.
      El Mediterráneo nunca se olvida, como los buenos amigos, siempre están ahí para que aparezca la alegría al recordarlos.
      Besitos, guapo!

      Eliminar
  5. Qué arte tienes, chiquilla, así da gusto leer sobre historia, explicando las cosas tal como son, sin tapujos y con gracia jejeje

    La zarzuela me ha puesto los dientes largos, si has condensado el mar en un plato. Qué me gusta tanto pescaito y tanto marisco. Ahora, la zarzuela era para un regimiento no? 8 kilos de pescado y marisco + un bogavante y una langosta, ¡dios mío! Ya me podías haber invitao!

    Un beso grande, nos vemos el sábado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja! Laurita, éramos un regimiento, de verdad. Estás invitada para la próxima :)
      Claro que nos vemos el sábado, lo vamos a pasar de maravilla metidas en harina y buena conversación.
      Muchos besitos, preciosa.

      Eliminar
  6. Una entrada preciosa, y la zarzuela de mariscos uhmmmmmmmm que rica me has dejado con hambre, me quedo por tu blog besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Vivi.
      Acabo de visitar tu estupendo blog, me quedo también por allí a darte una vueltecita de vez en cuando :)
      Besitos

      Eliminar
  7. que bellas cosas por leer. felicitaqciones por el blog

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias por esto!, deberias subir mas!

    ResponderEliminar