domingo, 16 de septiembre de 2012

Mermelada de ciruelas imperiales, el campo y el Ratón Pérez




Los veranos en la finca de Alhaurín El Grande tenían su rutina. Bajábamos a la cocina a desayunar, te deslumbrabas con la luz que entraba por todos sitios y cuando te acostumbrabas, veías a todo el mundo sentado a la mesa, con los vasos de leche, las rebanadas de pan cateto con mantequilla y miel; mamá y Juanita la niñera.

El novio de Juanita era de Álora y venía a verla de vez en cuando a caballo, campo a través. A mí, esto de ver aparecer al novio de Juanita como si fuera un aguerrido  bandolero o algo así, me parecía de lo más exótico y glamuroso, yo creo que me emocionaba más que ella. A los siete años, todo te maravilla.

Después del desayuno, las dos niñas medianas teníamos que hacer deberes. Ahora que lo pienso, a los mayores nunca les vi hacerlos y los pequeños se quedaban con Juanita o vete tú a saber. El caso es que  mi madre nos sentaba en un poyete de piedra frente al porche de la casa, cerca de un nogal enorme y centenario que tenía un columpio al que ni le habían puesto una tabla de madera, de modo que a los dos minutos de balanceo sobre la soga desnuda, ya tenías el culo como el de un mandril. Ni aun así dejábamos de usarlo siempre que podíamos, a los siete años haces lo que sea divertido aunque estés incómoda.



Nos compraban los cuadernos Rubio, yo creo que ese hombre odiaba a los niños, siempre había un cuaderno Rubio para todo. Hacíamos caligrafía, eso que ya no se lleva, con plumín y palillero, que se lleva todavía menos, y mojábamos en un tintero de tinta Pelikan que olía muy bien. Practicábamos la letra redondilla, cursiva, inglesa…  y será por eso que no sé escribir más que con pluma estilográfica, los bolígrafos conmigo, van a su aire todos. También hacíamos ejercicios de cálculo de Rubio, cómo no. Y un dictado, que mamá elegía de cualquier lectura.

Alrededor de las once, ya estábamos listas y podíamos ir a la alberca a bañarnos. No era una piscina, era una alberca. Con su musgo, sus plantitas acuáticas, libélulas, esos insectos que tienen las patas largas y parece que caminan sobre el agua – zapateros, creo que se llaman –,  sus abejas y sus ranas. Era  muy entretenido perseguir a las ranas y cazar alguna de vez en cuando, que soltábamos luego. Por la noche, se vengaban armando una escandalera horrorosa junto con los grillos y el búho real que vivía en el nogal, un concierto de Crock-crock; Cri-cri y Uh-uh que a mí, contra todo pronóstico, siempre me ha gustado. 



 Teníamos toda la fruta al alcance de la mano, la alberca estaba en plena huerta. Uno de esos días, al morder una ciruela imperial, se me terminó de caer un diente de leche. Escupí el hueso y me tragué el diente, adiós al Ratón Pérez. Mamá dijo que como el Ratón Pérez era muy listo y yo le había dado todos los dientes que se me habían caído, seguro que me dejaba una moneda bajo la almohada, como siempre. 

 A la mañana siguiente, bajé a la cocina, me deslumbré con la luz como todos los días, allí estaba otra vez todo el mundo,  yo enseñaba muy contenta una moneda en mi mano, mamá sonreía y Enrique Montoya cantaba en la radio Esperanza… Esperanza… sólo sabes bailar cha-cha-chá, ay qué pena por Dios, esa muchacha tan graciosa pero que no era buena, porque no tenía corazón. Menos mal que ritmo sí parece que tenía.


Ingredientes.
Ciruelas imperiales.
El mismo peso de fruta limpia, de azúcar normal.
1 vaina de vainilla.
1 palo de canela.

Elaboración.
Lavar las ciruelas, deshuesarlas y pesarlas. Partirlas por la mitad.
Preparar el mismo peso de azúcar que de fruta.
En el recipiente en que se van a hacer, colocar capas alternas de azúcar y ciruelas, empezando y acabando siempre con azúcar.
Dejar reposar en el frigo una noche entera o un día, da lo mismo.
Llevar a fuego medio, añadiendo la vaina de vainilla abierta y la canela. Remover a menudo.
En 15 minutos aproximadamente, estará lista. Lo sabremos, porque el echar una gota en un plato de loza o cristal, resbalará muy lentamente.
Triturar ligeramente y llenar los tarros esterilizados en caliente. Enfriar boca abajo.




11 comentarios:

  1. Tus historias, como las cuentas, lo graciosa que eres...no tienes comparación.
    Besos desde Alhaurín el Grande "el pueblo que yo soñé".

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    1. Mari Carmen, de verdad que es el pueblo que yo soñé... Todavía echo de menos sus huertas y su gente. Muchos besitos.

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  2. Ya tenemos algo en común, yo también me he bañado en albercas y también me encanta escuchar en las noches de veranos los grillos y demás ruidos propios de la estación. Me ha encantado tu historia y tu mermelada ni te cuento.
    Besitos

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    1. Oli, guapísima!!! Las albercas son lo mejor, sin cloro ni alicatado ni nada...
      Las mermeladas son muy fáciles, tienes las que quieras en casa.
      Besitos

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  3. Mi familia paterna es oriunda del "lugá"...mi padre nació allí...nunca pude saber si era de los "verdes" o de los "moraos", quizás por ello mi corazón está partido entre El Palo marengo y marinero y esa maravillosa tierra, ésa Vega del Guadalhorce que corre a la sombra de las montañas que la rodean....Sí, mi padre era del Campo...y por él hace unos treinta años llegué a comprar un terrenito frente a la Venta Vazquez, para que él tuviera su huerto (lo vendí cuando ya falleció)...con su alberca (que bonito nombre que también empieza por "Al"). De pequeña también pasaba algunas temporadas en casa de mis primos....me encanta escuchar los sonidos del campo, el correr de las aguas por las acequias, las "chicharras", los cri-cris, los buhos...
    Cuando nos veamos, te hablaré con el acento alhaurino...me sale a la perfección....
    Por cierto, las ciruelas imperiales es mi fruta preferida...lástima que la encontremos sólo unos pocos dias....pero así en mermelada la tienes todo el año ¡¡¡ qué envidia !!! Yo aún no me he atrevido a preparar...una de mis asignaturas pendientes.
    Espero que esteis bien.
    Un fuerte abrazo

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    1. Toñi, ya sabía yo que te encontraba "argo" familiar...
      Eso es lo que me habría gustado a mí de toda la vida, un campito con su huerto y su alberca, a ser posible con ranas y todo, pero mi Manuel es urbanita, dice que el campo le da alergia, demasiado oxígeno jajaja.
      Y ya te recordaré lo del acento alhaurino, yo he aprendido el de Álora, tengo muchos pacientes perotes :)
      Muchos besitos, guapa

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  4. Qué bonita historia. Cómo el ratón Pérez se da cuenta de que tenemos un diente menos aunque nos lo hayamos tragado eh!! jejeje

    Hace solo unos años que conozco Alhaurín el Grande pero es un pueblo que me encanta, y todos los alrededores, la comarca...

    Hablando de tu mermelada, pues seguro que está increible. Yo las suelo hacer siempre con menos azúcar porque me gusta notar más el sabor de la fruta (Y porque así me da menos remordimiento comermela a cucharadas jajaja)

    Un beso grande!

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  5. Gracias Laurita!!
    Yo le pongo esa cantidad de azúcar porque mi Manuel tiene pasión por lo dulce, si no, dice que está ácido, ¿Te lo puedes creer? jaja.
    Muchos besitos, preciosa.

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  6. Esos cuadernos RUBIO, de pastas de color verde, de papel fino, ligeramente rasposo...
    Ah, y no veas como se me da escribir con plumilla guillot,. y la de trompa de mosca (creo que se llamaba así). Todavía tengo por casa las plumillas, algún plumíon y la tinta pelikan, que domo bien dices, olía...
    Saludos.

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    1. Posti... no conservo ni plumines ni palilleros, pero sí recuerdo el olor de la tinta Pelikan :)
      Y después de ver cómo haces los trazos de salsas y demás en las presentaciones de los platos en tu blog, no me cabe la menor duda de que tienes un pulso magnífico para la caligrafía.
      Besitos

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    2. Jajaja. Maricruz, en mi carrera, dentro de la asignatura de dibujo técnico, nos "obligaban" a hacer los planos topográficos marcando las curvas de nivel con "siena", los ríos en "azul", las plantaciones en "verde" (dibujando incluso el contorno de los arbolitos) y a delinear las letras como se hacía antes, con plumilla.
      Voy a buscar algún cuaderno de los que hacía para subirlos al blog. Ahora, que a ver si los encuentro, estarán archivados en el desván... Ya te contaré.
      Saludos.

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