domingo, 24 de julio de 2011

Pastel canadiense, Madama Butterfly y los osos panda


Quince años tiene mi amor, dice la canción y ésa era la edad que teníamos mi amiga Linda y yo cuando fuimos a la ópera.
Éramos amigas y compañeras de colegio. Linda era canadiense francófona pero vivía en Málaga desde pequeña con sus padres y un hermano menor que aprendió a hablar malagueño con un acento rarísimo, mezcla de francés, inglés y lo que escuchaba a su tata, era graciosísimo.
Aquella tarde, antes de salir, mi hermana Rosa dijo ven que te ponga un poquito de color en las mejillas y luego se animó y un poquito de brillo en los labios y después, un poquito de rimmel en las pestañas. Todo muy discretito, yo encantada. Llamé a Linda y se lo conté. Y ella convenció a su madre para que la maquillara igual.
Entramos en el teatro como dos princesitas rubias y delicadas, dispuestas a disfrutar con Madama Butterfly.
Todo iba estupendo, en el segundo acto cuando la soprano cantaba Un bel di vedremo, ya soltamos unas lagrimitas, esa pobre Butterfly diciéndole a su criada que un día Pinkerton volvería... pero ya en el acto tercero cuando le da el niño al capitán para que se lo lleve a Norteamérica y luego se suicida mientras Pinkerton la llama en la distancia, llorábamos como dos magdalenas. ¡Qué disgusto más grande! Y eso que conocíamos la obra, pero en vivo y en directo da más pena.
Pues se encendieron las luces, y nos habíamos convertido en dos osos panda, los ojos negros del rimmel que había despintado, no se había inventado todavía el watter proof y como no teníamos costumbre, nos habíamos churreteado la pintura de las pestañas. Nos dió por reír, y no podíamos parar, qué fatiga. Los del patio de butacas nos miraban entre divertidos y condescendientes y cuando vinieron los padres de Linda a recogernos para cenar cerca del teatro, más risas.  Yo todavía me río al recordarlo.
Esta receta de pastel canadiense, la encontré en uno de los muchos libros de cocina que en mi vida de guisadora he comprado, y sigo comprando. Leer canadiense, acordarme de Linda, Madama Butterfly y los osos panda, fue todo uno: es una asociación pavloviana en toda regla. Todavía me pasa cuando hago este pastel que os traigo hoy.

Ingredientes.
1 taza de leche.
2 tazas de harina
1 taza de azúcar
1/2 taza de mantequilla (100 gr)
2 huevos.
1 sobre de levadura química.
Esencia de vainilla.
6 clavos de especia. Yo los dejo enteros.
Un pellizco de:
Canela.
Nuez moscada rallada.
Jengibre en polvo.
Sal.


Elaboración.
Mezclar la mantequilla con dos cucharadas de leche.
Aparte, mezclar la harina con la levadura, el azúcar, la sal y las especias, con la mitad de la leche restante.
Incorporar la mantequilla mezclada con la leche, a continuación los huevos, y el resto de la leche.
Batir todo bien.
Colocar en un molde encamisado y entrar al horno precalentado a 180º durante 30 minutos aproximadamente.

Cobertura de chocolate.
100 gr de chocolate de cobertura.
60 gr de mantequilla.
1 yema de huevo.

Derretir el chocolate al baño maría y fuera del fuego, añadir la mantequilla a temperatura ambiente, y la yema de huevo.
Bañar el bizcocho y dejar enfriar.

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