Nos refugiamos en la cocina, y ya que estábamos allí, nos dedicamos a una de nuestras aficiones favoritas, el guisoteo. Entre tromba y tromba de agua, nos armamos de valor, subimos al coche y fuimos a comprar víveres por si la cosa no mejoraba. Este salmón marinado es una de las consecuencias de estas vacaciones pasadas por agua, viento, relámpagos, truenos y hasta centellas.
La receta es de una amiga mía que es noruega. Me la pasó hace ya muchos años, cuando no se conocía por estos lares lo de marinar salmones ni nada. Tuvo un éxito inmediato y la opinión de familiares y amigos como buena guisadora mejoró mucho, pero la verdad es que es facilísima y de esta preparación pueden salir muchos platos diferentes. Cuestión de echarle imaginación y ganas.
Ingredientes
Un salmón de 2 kg aproximadamente.
6 cucharadas soperas de sal.
4 cucharadas soperas de azúcar.
2 cucharadas soperas de pimienta blanca molida. La cantidad, va en gustos, pero es mejor no pasarse porque puede acabar con el sabor del salmón.
4 cucharadas soperas de eneldo picado. También se puede poner eneldo fresco, ahora se encuentra con mucha facilidad.
Elaboración
Pedir al pescadero que quite la cabeza y la espina central del salmón y que separe totalmente los lomos. Si pregunta que si queréis la espina para un caldo, decid que no, es demasiado grasienta y no da buen sabor. Creedme, lo he probado y no me gusta nada, nada, puagggg. Hay muchos pescados para eso.
En un cuenco, hacer la marinada con la sal, el azúcar, la pimienta y el eneldo.
A continuación, hay que desespinar el salmón. Las espinas del vientre están dentro de una piel blanca muy consistente, así que mejor se quita todo con una puntilla, no se tarda nada.
El resto de las espinas, se quitan fácilmente con unas pinzas de depilar que tendremos exclusivamente para eso en la cocina, no es cuestión de andar usando los mismos instrumentos para todo.
Colocar uno de los lomos en una bandeja y cubrir del todo con la marinada, tapar con el otro lomo y envolver en papel film. Ahora ponemos otra bandeja encima y lo entramos al frigo.
Hay que prensarlo, pero no hay problema: te lías a poner sobre la bandeja todas las latas, bricks y cosas de peso que tengas por allí y listo. Como yo soy muy bien mandada, para prensar en condiciones ponía lo que pesaba más en casa: la caja de herramientas de Manuel. Total, no la usa casi nunca, no le echaba de menos y cuando acababa todo, tenía las herramientas más fresquitas del barrio. Hasta que me di cuenta de que con lo que tenía dentro del frigo podía hacer el apaño. La caja de herramientas se siente sola desde entonces...
Dejar tres días. La receta original dice que hay que dar la vuelta al salmón cada 12 horas, de modo que allí estaba yo mañana y noche sacando todo, llenándome del líquido que suelta y volviendo a acomodar el asunto, uffff. Un día me liberé de esta esclavitud y no le hice ni caso hasta que pasaron los tres días. ¡Pues no había diferencia! Sabe exactamente igual. No se toca, que no pasa nada.
Retirar del frigo, limpiar la marinada con el canto del cuchillo y cortar el salmón en lonchas muy finas. Emplatar.
Está buenísimo servido sobre tostaditas untadas de paté y con una guarnición de cebolla fresca muy picadita, huevo cocido también muy picado y alcaparras. Pero con unas gotas de limón, está divino.
Nunca lo he hecho....así que igual me animo y sigo tus pasos, aunque no llueva, ni truene, ni caigan chuzos de punta.
ResponderEliminarBesitos preciosa.
Anímate y hazlo, está buenísimo, Toñi. A ti, seguro que te sale exquisito, con esa sangre paleña salerosa y marina!
EliminarBesitos, guapa!!
¿Y no hay que congelarlo por aquello de los posibles parásitos?
ResponderEliminarYo no lo congelo, pero se puede hacer antes de marinarlo o después. Besitos
Eliminar¿Y no hay que congelarlo por aquello de los posibles parásitos?
ResponderEliminarQue yo no lo congelo jajajaja
EliminarBss